El mundo es para los
listos. Esta frase la hemos oído a menudo. Desde un punto positivo puede ser un
incentivo para despertar, para avivar nuestra inteligencia y ambición de vivir
y progresar. Ser avispado, vivo,
ingenioso, pillo puede parecer algo acertado. Incluso si las acciones cometidas
son moralmente reprobables, el espíritu del pícaro español tantos siglos
ensalzado los cubre de una impunidad simpática. Pero claro, esto no es más que
un elogio al egoísmo. Porque el pillo puede aprovechar una situación en un
momento determinado pero si pasa a ser costumbre estamos ante una forma de vivir individualista y apartada
de la sociedad. No pretendo estigmatizar al que se cuela en el supermercado, se
escaquea en el pago del fondo común o se escapa del trabajo en cuanto puede
pero cuando este modo de actuar se convierte en un modo de vida, en una
explotación de la mayoría de la sociedad, tenemos otros tipos de listos.
Hay numerosos casos de
gente que ha tomado la frase inicial como lema vital y tenemos listos que más
bien son aprovechados, sinvergüenzas, gente sin escrúpulos, mangantes,
explotadores, interesados o simplemente caraduras. Me refiero, por ejemplo, a aquellos que sacan su dinero a
otros países para no pagar impuestos, a aquellos banqueros que sabiendo que
unas personas mayores iban a perder los ahorros de una vida les embaucaron para
vender productos financieros que eran una ruina, a aquellas grandes compañías
que presionan a los gobiernos con el poder de su capital y logran legislaciones
totalmente ventajosas para ellos e injustas para los ciudadanos, a aquellos
países que vendieron el sueño de una Europa común cuando lo que querían un
mercado con consumidores y mano de obra barata libre de aranceles, a aquellos
que manipulan la información de los medios de comunicación públicos para
desinformar y promocionar sus políticas por encima de la verdad objetiva y el
servicio al ciudadano.
Sí, lamentablemente hay
más ejemplos y muchos de rabiosa actualidad porque de manera repetida durante
cada día de estos años de crisis se ha creado la situación ideal para muchos de
estos listos que cual carroñeros aprovechan la situación para manejar a las
masa desesperada. Así, un gobierno aprovecha la necesidad de ahorro económico
para recortar servicios públicos fundamentales como sanidad y educación para
beneficio de personas privadas, para acabar de un plumazo con derechos obtenidos
por los trabajadores tras décadas de lucha social, para limitar el derecho a la
protesta mediante leyes retrógradas con el cobarde argumento de mantener el orden
entre las gentes de bien (siempre me ha intrigado a quiénes se refieren en esos
casos), para preparar en definitiva un mundo mejor para unos pocos, limitar el
estado de bienestar de los ciudadanos y controlar y vapulear cualquier protesta
o revuelta ante tamaña injusticia.
Los listos no han tenido escrúpulos en ningún
estamento, más allá de alcaldes corruptos, sindicalistas ladrones, duques
estafadores asistimos estupefactos, y yo personalmente horrorizado, a la falta
de castigo a todas estas acciones. A una justicia que se muestra cada vez menos
universal y claramente desigual. Porque los listos juegan bien sus cartas y, ya
sea por una legislación injusta, por unos trucos dilatorios y tramposos de
abogados vendidos o por unos jueces y
unos fiscales bajo coacciones interesadas y presiones de los poderosos, salen
impunes.
Si somos tolerantes
ante todas estas argucias, si nos limitamos a decir ante los casos de nepotismo
y apropiación indebida del dinero público el “yo haría lo mismo”, nos abocamos
a una sociedad injusta, egoísta e insolidaria, es decir, una sociedad sin
futuro. Le damos todo el poder y abrimos las puertas a todos estos listos, y si
ellos van de listos nosotros quedamos como………. eso. En definitiva, tenemos una
sociedad que pierde cada vez más en manos de unos pocos y es hora de que como
mínimo denunciemos a todos los que se están pasando de listos.
Estas últimas semanas hemos debatido temas relacionados en clase. Respuestas de lo más desalentadoras: "Uno sólo no puede cambiar la sociedad", "si todos lo hacen, yo también""Si tienes la oportunidad de hacerlo, por qué no...": en fin, yo siempre acabo diciendo lo mismo. Si nosotros creamos (España) el género de la picaresca, por algo será...
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