Sin ninguna duda, el accidente aéreo que ha sucedido
en los Pirineos nos ha impactado. La muerte de más de cien personas en un solo
acto, por un azar extraño cuyas causas todavía están por esclarecer, nos preocupa,
indigna y entristece. Los medios de comunicación en su misión de informar sobre
los asuntos de interés se han movilizado inmediatamente. Sin embargo, a la
extrañeza y falta de datos iniciales, les ha seguido un alud de declaraciones,
suposiciones (en algunos casos rozando lo morboso) y una saturación de noticias
relacionadas que creo que no merecen las víctimas y sus familiares.
El doloroso viaje al lugar de los hechos que han
realizado muchos parientes ha sido cubierto por muchos medios de comunicación
con la intensidad de una visita papal aunque, gracias a la labor de las
autoridades galas, se ha conseguido que transcurra con una mínima intimidad, a
pesar de la presión agobiante de periodistas en busca ¿de qué? ¿impresiones,
opiniones, imágenes de sufrimiento? en un lugar donde el desastre ya había
ocurrido.
Es de agredecer que los medios de comunicación
informen de manera cumplida de la actualidad
y que generen opinión sobre los temas relacionados, en este caso la
seguridad en los vuelos. No obstante, el exceso de reiteración en los
contenidos día tras día, sin aportar novedades o lo que es peor considerando
fuentes dudosas (no puedo ocultar mi perplejidad ante las portadas de
periódicos y los comienzos de noticiarios con las declaraciones de una ex novia
del copiloto, recogidas a su vez en un periódico alemán conocido por sus
titulares y artículos provocativos en muchas ocasiones) llevan a los
informativos a la peligrosa línea que separa la información exhaustiva y el
show.
No creo que haya conclusiones fiables en corto
tiempo. Llevará tiempo el estudio de los restos del avión, los contenidos de
las cajas negras, reconstruir con detalle la biografía del copiloto para evaluar
causas y motivaciones. En ese periodo de tiempo surgirán muchas noticias
diferentes, algunas lamentablemente también relacionadas con desgracias, y el
enorme caudal de información sobre el accidente y sobre todo, su causante,
disminuirá. Lo que ocurrirá cuando se sepa con ciertas garantías las causas del
accidente es que será una noticia que seguramente no aparezca en portada pero,
sobre todo, esperemos que para entonces los familiares hayan podido asumir ese
terrible dolor y que, por fin, las víctimas puedan descansar en paz.