domingo, 24 de mayo de 2015

Promesas y ruegos

Como profesor,  estoy acostumbrado a encontrarme hacia el final del curso con la siguiente situación. Muchos alumnos que durante el curso apenas han trabajado y no se han preocupado por sus resultados suplican ahora por un aprobado. Las primeras veces tienes la sensación de que están bromeando pero luego observas que verdaderamente creen que estos ruegos van a ser atendidos y que después de un año sin hacer nada les va a aparecer un aprobado milagrosamente. Tan increíble actitud podría justificarse por la posibilidad de que semejante táctica les haya funcionado en el ámbito del hogar ante sus padres,  pero como profesor no puedo desdeñar el alto poder didáctico de los ejemplos.

Si el ejemplo lo dan los políticos, que al ser elegidos representan a los ciudadanos, esta actitud de los jóvenes estudiantes no parece tan descabellada. Han podido observar durante esta campaña electoral como muchos gobernantes que vuelven a presentarse a las elecciones o representantes del mismo partido que lo hacen por primera vez, prometen un futuro idílico si los eliges, obviando totalmente la realidad que han legado tras sus cuatro años de gobierno. Algunos hacen una interesada referencia a algunos detalles mientras ignoran por completo otros aspectos, otros tantos se limitan a hacer una lectura totalmente partidista de la existencia aunque la situación generalizada no se vea en absoluto reflejada en ella. Así pues, con estos ejemplos de comportamiento, no debería extrañarme de ninguna manera ante las demandas absurdas de los alumnos ¿acaso no lo son más las de los políticos por nuestro voto?

domingo, 17 de mayo de 2015

Circo electoral

Con bastante probabilidad, cuando se pregunta a la gente sobre las cualidades que ha de tener un presidente, entre  las respuestas seguro que estarán capacidad de liderazgo, resolución, sacrificio por la mayoría, honestidad, inteligencia, empatía, responsabilidad. Si comparásemos esa imagen ideal con presidentes autonómicos, alcaldes y el propio Presidente del Gobierno, nos daríamos cuenta inmediatamente de cuán lejos estamos de esa idoneidad. Sin embargo, los más doloroso es que durante la cansina campaña electoral, los candidatos ni si quiera se molestan en transmitir esas cualidades ideales. En ese circo que es que la campaña, se trata principalmente de parecer simpático y criticar al rival. En el camino, promesas que en muchos casos son exageradas y en otros tan poco concretas que cualquiera podría hacerlas.

Las cualidades que transmiten: poco o ningún sentido del ridículo, una capacidad infinita de mantener el tipo ante las críticas e incluso sonreír a la adversidad, describir un futuro idílico sin tener en cuenta en modo alguno los hechos del pasado. Así pues, no tienen problema en utilizar la campaña para montar en bici cual estudiantes en vacaciones veraniegas en el pueblo, sacar el perro a pasear (aunque sea esos días, para el resto “las grandes ocupaciones” lo impiden), firmar fotos como estrellas de Hollywood, decretar ayudas negadas durante todo el mandato, etc. ¿Es tan limitada nuestra memoria que quince días de pan y circo van a decidir nuestro voto frente a cuatro años en los que las propuestas se han convertido en realidades opuestas o en muchos casos promesas llevadas por el viento? Es posible que sí, tan limitada la memoria como ilimitada la estupidez humana.