Estados Unidos es un país de contrastes. Allí se encuentran
algunas de las mayores fortunas del mundo mientras que miles de personas viven
en la indigencia. En esa nación la prensa ha sido capaz de destapar enormes
escándalos y ha podido criticar con libertad las decisiones de sus gobernantes
mientras que existe la información reservada y la imposición de silencio a los
medios en asuntos de seguridad nacional. En ese estado se muestra que personas
de las más diversas razas y procedencias pueden convivir mientras que también
existen, desafortunadamente, fanáticos religiosos que esgrimiendo la Biblia
censuran cualquier comportamiento fuera de su moral particular. En ese país
existen posiblemente algunas de las mejores clínicas del planeta (no son pocos los
ejemplos de famosos adinerados que se dirigen allí a curar enfermedades como el
cáncer) y sin embargo, gran parte de su población tiene dificultades en tener
una cobertura médica considerada básica en el mundo desarrollado. Hacia este
país ha viajado el Presidente de España para afianzar las relaciones entre
países aliados y al parecer, recibir una dosis de halagos y palmadas en la espalda.
No podía ser de otra manera. El líder del país que fue
adalid de la lucha del Capitalismo contra el Comunismo en el siglo XX, la
Guerra Fría, no puede sino apoyar todas las medidas tomadas por el presente
Gobierno. A ese país no le preocupan los desahucios, la pérdida de calidad en
la sanidad y en educación motivada por unos recortes en servicios básicos ni, realmente,
el futuro de los ciudadanos de España ni
el presente del elevado número de desempleados. Les interesa que España
pague como país la deuda emitida y se congratula de poder invertir en un país
con mano de obra cualificada a precio de saldo. Las medidas tomadas por el
Gobierno si parecen haber mejorado la situación de la deuda y han conseguido
que las implacables agencias de calificación de riesgo frenen la caída en la
valoración de España pero, por ejemplo, el número de desempleados sigue siendo
enorme y la calidad de los servicios públicos básicos se ha visto gravemente
mermada mientras aumenta la presión fiscal sobre los ciudadanos. Por eso no
entiendo la euforia que se quiere generar con la frase que se refiere al “gran
liderazgo” de nuestro presidente. No puedo evitar que me deje un regusto a
condescendencia con el pariente pobre. Tampoco puedo evitar cierta indignación
cuando el Sr. Rajoy en un momento de auténtica táctica de comercial dijera en
presencia de empresarios estadounidenses que en España se ha conseguido “el eje de una economía pujante, sana y
duradera”. Eso es ya vender mucho humo y si algo me queda claro que será
duradero es el peaje que habremos de pagar durante años en forma de impuestos
para abonar toda la deuda acumulada y la pérdida de derechos que costaron a los
trabajadores muchos años y disputas. Es más, todo este espectáculo en
que se ha convertido la gira americana me hace incluso sospechar que es una
nueva maniobra de la maquinaria propagandística. La promoción de los grandes
logros, desde el exterior, como siempre hace nuestro presidente, evitando
ruedas de prensa en España por si se le ocurre a alguien hacer una pregunta
espinosa y procurando transmitir su propia visión de la realidad como hará el
próximo martes en una cadena de televisión privada estatal de ideología afín (aunque
no tan devota como otras, sí la del toro, para que no se note tanto).
Ante este panorama y comparando nuestro país con Estados
Unidos, cómo me gustaría que dispusiéramos
de sus enormes recursos económicos, su capacidad de lucha y ambición, su
sentimiento de defensa de las libertades. Sin embargo cada vez noto más
parecidos en nuestro país con esa oscura cara del Capitalismo, la gran
diferencia de sueldos entre los poderosos y el ciudadano común, la exclusividad
de una sanidad de calidad para unos pocos, la desinformación interesada a los
ciudadanos unida al entorpecimiento del trabajo de los periodistas díscolos
(incluso de los jueces no afines, aquí sin lugar a dudas superamos a la nación
líder del mundo occidental). Además, no me extrañaría que acabaran censurando
críticas como la de este blog, tal vez incluyan algún artículo en referencia a
esto en su represiva ley de seguridad. No deben descuidar frentes y si no se
puede controlar hay que desinformar como en el reciente caso de Burgos. Se
quiso minimizar el impacto de la protesta vecinal acusando a supuestos agentes
externos mientras el Alcalde de la ciudad se quejó de la tiranía de unos pocos
ante la gran mayoría democrática que lo eligió. Demagogia elevada a un alto
exponente. Tal vez, el Sr. Rajoy también se refiera a esa mayoría que, según
él, entienden sus reformas. Esa mayoría que le eligió democráticamente con un
programa que proclamaba la bajada de impuestos, que luego se subieron, o el
final de la crisis, que de momento se ha traducido en un millón más de parados.
Pero reconozcamos que parte del programa se está cumpliendo como la retrógrada
ley del aborto que se quiere aprobar.
La guinda ha sido la felicitación de la Sra. Lagarde, directora
del FMI, por las medidas tomadas en España. Que felicite la directora de un
organismo cuyos predecesores fueron Rodrigo Rato y Dominique Strauss-Kahn me causa como mínimo
preocupación. Aunque verdadero terror me
incita la realidad de este organismo que a pesar de lo que digan sus
estatutos se preocupa principalmente de que los países paguen su deuda,
independientemente de la calidad de vida de sus ciudadanos. Sí, a Estados
Unidos le encantan las medidas tomadas, permiten que el dinero siga fluyendo ¿en
qué dirección?