domingo, 20 de septiembre de 2015

El caso catalán o la irresponsabilidad de los políticos

Ya han pasado meses desde que se convocaron las elecciones catalanas y más todavía desde que los partidos nacionalistas catalanes pidieron votar para conseguir la independencia. Meses de declaraciones incendiarias tanto por parte de los nacionalistas catalanes como de los nacionalistas españoles. Meses de enfrentamientos, desencuentros y sobre todo de propagación de un mensaje aprovechando incluso cualquier opinión de líderes mundiales para apoyar una causa u otra. Pero me he es difícil recordar, entre tanta declaración institucional y de expertos internacionales, las palabras de la gente de Cataluña. No me refiero a las palabras de la gente que ha acudido a la convocatoria de una manifestación por parte de alguno de los bandos. Quiero decir las palabras de los ciudadanos que desarrollan su vida en Cataluña, que viven allí.
En los medios de comunicación, se da voz a los políticos como representantes de la sociedad. Sin embargo, ante la radicalización de las posturas por parte de estos, tengo serias dudas de que en estos momentos esta representación sea real. Viví en Cataluña una temporada hace ya más de diez años y me parece que mucho han tenido que cambiar las cosas.
Entonces ya existía, por supuesto, el sentimiento de Cataluña como nación y ya había radicales (recuerdo un furibundo alegato antiespañol por parte de un compañero de trabajo que estaba indignado porque el desfile de las fuerzas armadas del año 2000 se celebraba en Barcelona, lo definió como una demostración de fuerza colonialista. Por otro lado, oía hablar con resentimiento a algunos castellanoparlantes sin ningún argumento más allá de odiar al que hablaba catalán porque ellos no dominaban la lengua). Pero esos casos eran una minoría, la gran mayoría de gente que conocí convivían en paz, en general, orgullosos de su lengua y cultura, algo dolidos por la beligerancia de algunos españoles fuera de Cataluña, pero principalmente gente que respetaba la opinión de aquellos que disentían de ellos.
Ahora las divergencias se revelan con un odio desmedido. He oído hablar a conocidos e incluso familiares con un rencor profundo contra los catalanes. En muchos casos aquellos que hablaban así no habían estado en su vida en Cataluña y no tengo claro que hayan hablado alguna vez con algún catalán. ¿Qué criterio seguimos en nuestras opiniones? Los medios de comunicación han convertido el debate en espectáculo. En su búsqueda de la audiencia hasta los informativos parecen estructurados para ello. Se cruzan las declaraciones de los líderes opuestos cual cruce de invectivas entre púgiles antes del combate.
Considero una tremenda irresponsabilidad por parte de los políticos y de los medios de comunicación hacer declaraciones poco tolerantes y fomentar la confrontación, unos por unos ideales con  un trasfondo económico (el dinero siempre está ahí) y otros por crear una tensión que mantenga sus índices de audiencia. Han faltado políticos que se dediquen a la negociación más que al lanzamiento de proclamas y medios que hayan hecho un análisis serio y cercano al pueblo en lugar de mostrar debates con palabras subidas de tono y soportadas por débiles argumentos.
Mi opinión: España pierde mucho sin Cataluña y Cataluña perdería mucho sin España. Hace tiempo que se deberían haber sentado las partes a hablar de las razones del desencuentro tras siglos de convivencia e intentar limar asperezas en lugar de lanzarse a una decisión tan trascendente como la secesión o la imposición militar.

Lo más lamentable es que la solución no se dará tras los resultados de las próximas elecciones. Personalmente creo que una mayoría parlamentaria no es representativa de una mayoría del pueblo catalán (se puede conseguir con menos de 50% de los votos). Lo que deben de hacer es calmar los ánimos y comportarse como políticos que escuchan a la ciudadanía y no quieran imponer sus preferencias personales.

domingo, 24 de mayo de 2015

Promesas y ruegos

Como profesor,  estoy acostumbrado a encontrarme hacia el final del curso con la siguiente situación. Muchos alumnos que durante el curso apenas han trabajado y no se han preocupado por sus resultados suplican ahora por un aprobado. Las primeras veces tienes la sensación de que están bromeando pero luego observas que verdaderamente creen que estos ruegos van a ser atendidos y que después de un año sin hacer nada les va a aparecer un aprobado milagrosamente. Tan increíble actitud podría justificarse por la posibilidad de que semejante táctica les haya funcionado en el ámbito del hogar ante sus padres,  pero como profesor no puedo desdeñar el alto poder didáctico de los ejemplos.

Si el ejemplo lo dan los políticos, que al ser elegidos representan a los ciudadanos, esta actitud de los jóvenes estudiantes no parece tan descabellada. Han podido observar durante esta campaña electoral como muchos gobernantes que vuelven a presentarse a las elecciones o representantes del mismo partido que lo hacen por primera vez, prometen un futuro idílico si los eliges, obviando totalmente la realidad que han legado tras sus cuatro años de gobierno. Algunos hacen una interesada referencia a algunos detalles mientras ignoran por completo otros aspectos, otros tantos se limitan a hacer una lectura totalmente partidista de la existencia aunque la situación generalizada no se vea en absoluto reflejada en ella. Así pues, con estos ejemplos de comportamiento, no debería extrañarme de ninguna manera ante las demandas absurdas de los alumnos ¿acaso no lo son más las de los políticos por nuestro voto?

domingo, 17 de mayo de 2015

Circo electoral

Con bastante probabilidad, cuando se pregunta a la gente sobre las cualidades que ha de tener un presidente, entre  las respuestas seguro que estarán capacidad de liderazgo, resolución, sacrificio por la mayoría, honestidad, inteligencia, empatía, responsabilidad. Si comparásemos esa imagen ideal con presidentes autonómicos, alcaldes y el propio Presidente del Gobierno, nos daríamos cuenta inmediatamente de cuán lejos estamos de esa idoneidad. Sin embargo, los más doloroso es que durante la cansina campaña electoral, los candidatos ni si quiera se molestan en transmitir esas cualidades ideales. En ese circo que es que la campaña, se trata principalmente de parecer simpático y criticar al rival. En el camino, promesas que en muchos casos son exageradas y en otros tan poco concretas que cualquiera podría hacerlas.

Las cualidades que transmiten: poco o ningún sentido del ridículo, una capacidad infinita de mantener el tipo ante las críticas e incluso sonreír a la adversidad, describir un futuro idílico sin tener en cuenta en modo alguno los hechos del pasado. Así pues, no tienen problema en utilizar la campaña para montar en bici cual estudiantes en vacaciones veraniegas en el pueblo, sacar el perro a pasear (aunque sea esos días, para el resto “las grandes ocupaciones” lo impiden), firmar fotos como estrellas de Hollywood, decretar ayudas negadas durante todo el mandato, etc. ¿Es tan limitada nuestra memoria que quince días de pan y circo van a decidir nuestro voto frente a cuatro años en los que las propuestas se han convertido en realidades opuestas o en muchos casos promesas llevadas por el viento? Es posible que sí, tan limitada la memoria como ilimitada la estupidez humana.

domingo, 19 de abril de 2015

Las purgas en democracia

El PP está poniendo toda su maquinaria en marcha para lograr su principal objetivo: mantenerse en el poder. Está claro que cualquier partido político quiere ganar unas elecciones para poner en marcha sus propuestas de gobierno. En este caso, el PP ganó unas elecciones con unas propuestas que no han llevado a cabo, prometieron que no subirían impuestos y lo hicieron, prometieron no superar algunas líneas rojas y han emborronado todo: sanidad, educación, pensiones, etc. Principalmente dijeron que acabarían con la crisis (deja a España se hunda que ya la levantaremos, recuerden conversación de Montoro con diputada de CC). Sin embargo, por mucho que lance su batería de mensajes ensalzadores del “crecimiento” de España, las cifras de desempleo siguen siendo de escándalo y si por fortuna fuesen algo menores que al inicio de su mandato, las condiciones económicas y laborales de aquellos que son “privilegiados” por tener un empleo son infinitamente peores. Se pagan muchos más impuestos y se reciben unos servicios públicos (sanidad, educación y justicia) de mucha peor calidad, por la acumulación de trabajo y la poca disposición (o mala gestión) de los medios para llevarlos a cabo.
Con esta realidad, los casos de corrupción no pueden sino indignar mucho más a la ciudadanía y a pesar de los intentos de propagar el mensaje de que “todos son lo mismo” son ya muchos los casos que han señalado directamente a destacados dirigentes de su partido. Entre estos, uno de los políticos que se ensalzaron durante el periodo Aznar (de hecho, muchos apostaban por él como su sucesor antes que el mismo Rajoy), por supuesto, me estoy refiriendo a Rodrigo Rato. Ya manchada su carrera política por la caída de bankia y el caso de las tarjetas en negro, Rodrigo Rato estaba muy lejos del político ejemplar al que se refería el mismo Rajoy, como la hemeroteca se encarga de recordarnos. Así que, este nuevo escándalo si hubiese intentado tapar, hubiera arrastrado a todo el Gobierno al abismo. La jugada, digna de la serie que Pablo Iglesias (en un acto muy de campaña electoral y un poco fuera de lugar) regaló a S.M. Felipe VI, ha sido mostrar su caída como ejemplo de que la justicia funciona. Esto tras la salida de Blesa de la cárcel, la fulminante inhabilitación de un juez por haberse atrevido a hacerlo, los múltiples desahucios que han dejado a personas sin hogar, la ausencia de condenados por dejar a miles de personas sin los ahorros de toda una vida. Pues sí, tras estos hechos resulta que el mensaje (consensuado y repetido al dedillo por todos los miembros del PP) es que la caída de Rato es un asunto particular y un ejemplo de que la Justicia es igual para todos. Es otra versión del ya gastado “ese señor” cuando se referían a Bárcenas. Porque precisamente el caso Bárcenas y los ordenadores “quemados” que presentó el PP tras solicitud formal por parte del juez, son un claro ejemplo de lo que entiende el PP por Justicia (esa que es la misma para todos).

Creo que ya lo he comentado en diversas ocasiones, aquel que ha de repetir continuamente la palabra democracia o demócrata para designarse a sí mismo, tal vez teme que le tomen por otra cosa, que sus actos no lo dejen claro. Podría ser este el caso de Partido Popular que repetidamente denomina a sus miembros como demócratas en oposición a múltiples rivales (no solo terroristas sino otros grupos políticos como el emergente Podemos). Su actos que pretenden vendernos como ejemplarizantes son burdos remedos de estrategias políticas de regímenes totalitarios como los de Stalin o Mao ¿acaso las purgas tenían cómo único fin eliminar a rivales u opositores? No, eran la ocasión para presentar al pueblo cabezas de turco que representaran todo los defectos de un régimen que no admite sus tremendos errores y su ineficacia.

domingo, 29 de marzo de 2015

Respeto al duelo

Sin ninguna duda, el accidente aéreo que ha sucedido en los Pirineos nos ha impactado. La muerte de más de cien personas en un solo acto, por un azar extraño cuyas causas todavía están por esclarecer, nos preocupa, indigna y entristece. Los medios de comunicación en su misión de informar sobre los asuntos de interés se han movilizado inmediatamente. Sin embargo, a la extrañeza y falta de datos iniciales, les ha seguido un alud de declaraciones, suposiciones (en algunos casos rozando lo morboso) y una saturación de noticias relacionadas que creo que no merecen las víctimas y sus familiares.

El doloroso viaje al lugar de los hechos que han realizado muchos parientes ha sido cubierto por muchos medios de comunicación con la intensidad de una visita papal aunque, gracias a la labor de las autoridades galas, se ha conseguido que transcurra con una mínima intimidad, a pesar de la presión agobiante de periodistas en busca ¿de qué? ¿impresiones, opiniones, imágenes de sufrimiento? en un lugar donde el desastre ya había ocurrido.

Es de agredecer que los medios de comunicación informen de manera cumplida de la actualidad  y que generen opinión sobre los temas relacionados, en este caso la seguridad en los vuelos. No obstante, el exceso de reiteración en los contenidos día tras día, sin aportar novedades o lo que es peor considerando fuentes dudosas (no puedo ocultar mi perplejidad ante las portadas de periódicos y los comienzos de noticiarios con las declaraciones de una ex novia del copiloto, recogidas a su vez en un periódico alemán conocido por sus titulares y artículos provocativos en muchas ocasiones) llevan a los informativos a la peligrosa línea que separa la información exhaustiva y el show.


No creo que haya conclusiones fiables en corto tiempo. Llevará tiempo el estudio de los restos del avión, los contenidos de las cajas negras, reconstruir con detalle la biografía del copiloto para evaluar causas y motivaciones. En ese periodo de tiempo surgirán muchas noticias diferentes, algunas lamentablemente también relacionadas con desgracias, y el enorme caudal de información sobre el accidente y sobre todo, su causante, disminuirá. Lo que ocurrirá cuando se sepa con ciertas garantías las causas del accidente es que será una noticia que seguramente no aparezca en portada pero, sobre todo, esperemos que para entonces los familiares hayan podido asumir ese terrible dolor y que, por fin, las víctimas puedan descansar en paz.

domingo, 15 de marzo de 2015

Dime qué prometes y te diré lo que no haces

Se veía venir con el año nuevo: promesas, promesas y más promesas. Aunque oficialmente haya campaña electoral en Andalucía, desde principio de año se ha empezado el asalto al poder mayor, que reside en el Gobierno estatal, de camino, las elecciones autonómicas. No se puede entender de otra forma que ahora se quieran tomar medidas como la última, para “ayudar a autónomos”,  cuando se les ha asfixiado con una exigente fiscalidad durante todo el mandato.
Lo más increíble es intentar colar una medida como una mejora cuando es lo contrario. Me refiero a la nueva ley de enjuiciamiento criminal. Más allá del absurdo juego de palabras entre imputado o investigado (como si tener a alguien bajo sospecha en un cargo público fuera más tranquilizador), obligar por ley a terminar un proceso judicial es tan absurdo como malintencionado. Está claro que deseamos una justicia rápida pero también eficaz y como la propia palabra indica, justa. Tal vez la dilatación en el tiempo de casos que afectan directamente al partido gobernante, como el caso Gürtel o el caso Bárcenas, haya llevado a esta pantomima que encima según el Gobierno deberíamos alabar. El problema no es el largo tiempo sino la causa de esta dilatación. Los jueces necesitan, y así lo han solicitado en varias ocasiones, personas especialistas en asuntos económicos para intentar desenredar estas complicadas tramas para esquilmar las arcas públicas. Sin embargo, no se ha hecho caso, al contrario se aprueba esta ley al tiempo que se borran ordenadores, se ponen trabas desde Hacienda y se presume de querer transparencia. Todo esto además, palabras textuales de la Vicepresidenta: “responde a una demanda social muy clara”. No sé si tiene claro que la sociedad demanda el fin de la corrupción y sobre todo que no se encubra a los corruptos y esto se hace con mayor colaboración y menos temporalizaciones.
En definitiva, las palabras abundan, los gestos hablan. Con esta avalancha de promesas que nos vienen necesitamos un esfuerzo para que las palabras no tergiversen la realidad. Por ejemplo, se repite hasta la saciedad que lo privado funciona mejor y con la continua privatización o externalización de servicios en sanidad, no se observa una mejora en el servicio, al contrario, hay un claro deterioro, todo con los recortes como excusa y el negocio para unos pocos como resultado. Otro ejemplo, el libre mercado permite competitividad y mejorar los precios, pensemos en el sector energético, sobran más palabras.

Así pues, cuando día tras día veo repetir promesas tan vagas como repetitivas, pienso que para ser político de primera fila no es necesaria una sólida formación en derecho, ni en economía, ni en idiomas, ni en negociaciones, sobre todo hay que tener poca vergüenza o poca memoria.

martes, 3 de febrero de 2015

Pacto de cara a la galería

Las ejecuciones llevadas por representantes del Ejército Islámico nos presentaron a un grupo islamista radical y violento que fue desplazando a Al Qaeda en las portadas más siniestras para mostrarse en sus diferentes y desgraciadas variantes: secuestros y ejecuciones de periodistas, ataques de individuos en solitario intentando causar el mayor número de víctimas, etc. Sin duda, una de sus acciones más impactantes fue el ataque a la redacción de la publicación humorística francesa Charlie Hebdo. A partir de este hecho, se ha elevado el tono de alarma entre los gobernantes, que saben muy bien el poder que el miedo ejerce sobre la población.
No es de recibo que sea ahora cuando se sienta la urgencia de cambiar la legislación y extremar el estado de alerta ya que, la existencia de estos grupos ya se conocía de hace tiempo ¿es verdaderamente la necesidad de proteger a los ciudadanos lo que ha llevado a la búsqueda de un pacto? ¿No se podía haber hecho antes?¿No será otra maniobra para ganar popularidad ante las cercanas elecciones? El peligro del terrorismo islámico en países europeos  ya se conocía, por desgracia, en este país que sufrió duramente sus consecuencias. En su momento se aumento la vigilancia para evitar que actos de violencia terrorista se repitiesen. Desde luego, hay que evitarlo pero también cortar la raíz, el adoctrinamiento, y por tanto, mejorar la situación de las personas que, por falta de educación o por vivir en una situación desesperada en la que no tienen nada que perder, se lanzan a una llamada Guerra Santa que es la burda excusa de unos locos asesinos.
El pacto antiterrorista PP-PSOE ha sido una escenificación para salir en la foto y en los noticiarios. El PP se quiere mostrar así como garante de seguridad, el PSOE como partido capaz de sacrificar sus diferencias por el bien común. Personalmente, creo que ha sido un esperpento ridículo. El PSOE entra de lleno en un doble juego en el que ha estado girando a la izquierda para recuperar votos de los decepcionados, al tiempo que busca mostrarse como una fuerza estable ante la imagen más revolucionaria de Podemos. En esta bifurcación en busca del voto perdido hace algo tan absurdo como firmar un pacto y a continuación afirmar que derogarían cualquier propuesta de cadena perpetua revisable si gobiernan. He leído el acuerdo y todo parece razonable salvo precisamente el primer punto. Se define de manera tan vaga lo que se va a considerar terrorismo que, en interés de la seguridad público (o atemorizando con cualquier amenaza), se pueden considerar muchas acciones como terrorismo. Ese apartado uno huele realmente a represión y tal vez por eso en la conseguida foto se ve sonreír triunfalmente al representante del PP mientras le flanquea el del PSOE con sonrisa de circunstancias.
En definitiva, una nueva muestra del populismo que tanto le gusta echar en cara el PP a Podemos. ¿Serán capaces de considerar a esta formación, que han demonizado, como una amenaza y considerar sus manifestaciones como peligro terrorista? Sinceramente, esté de acuerdo o no con lo que diga Podemos, me parece antidemocrático utilizar el miedo y echarse las manos a la cabeza imaginando una victoria de este partido como único argumento en su contra. Ya podía el PP en su búsqueda de pactos haber intentado un acuerdo en materia educativa que tal vez sea más urgente para nuestro futuro que amenazas apocalípticas.


jueves, 1 de enero de 2015

La esperanza del Año Nuevo

Ser optimista está en la naturaleza humana. La mayoría lo somos. Es una estrategia de supervivencia, al ser optimistas buscamos maneras de mejorar, descubrir cosas que permitirán un futuro mejor. Sobre la naturaleza humana y cómo reaccionan las masas saben mucho aquellos asesores bajo cuyo dictado se escriben muchos de los discursos de los políticos y, en este inicio de año, esto ha quedado manifiesto de nuevo. El presidente del Gobierno ha dicho que 2015 “será el año del despegue definitivo”.  Por supuesto, que eso es lo que deseamos todos pero en año electoral hemos de saber distinguir muy bien entre los anhelos y la realidad. Como llevamos escuchando año tras año el mismo cuento, este año será mejor, el Presidente añade “Hace un año pronostiqué un 2014 mejor y se ha cumplido con creces". La apostilla final “con creces” hace que mi indignación sea mayor, ¿ha sido un año fabuloso?¿Para quién? Está claro que los bancos han mejorado su situación y sus beneficios, no era de esperar otra cosa tras recibir millones de euros que el resto de ciudadanos deberemos devolver por ellos. ¿Era ese el objetivo cumplido con creces?

Este nuevo año es electoral por partida doble y me temo que con seguridad habrá un bombardeo de manifestaciones alabando lo maravillosa que es la situación en este país, sí tal cual, tan fuera de la realidad. Además el ministro de Economía puso la guinda diciendo que “se ha perdido el miedo a perder el puesto de trabajo”. Me extraña mucho que esto se corresponda con una realidad en la que tener trabajo parece más un privilegio que un derecho aunque tal vez se refiera a ese otro aspecto que es la calidad del empleo generado. La temporalidad y los sueldos mermados tal vez hagan que se pierda el miedo a perder tan poco.


Pero como yo también soy  optimista, espero y deseo que estas personas que tan poca confianza me inspiran por la irrealidad de sus declaraciones se alejen del poder en este nuevo año. Mi anhelo es que unifiquen la fecha de las elecciones autonómicas con las generales, no sólo para acelerar ese proceso, sino para no tener que aguantar durante todo el año los artificios verbales que quieren sembrar la confusión y atrapar al elector incauto. Cansado quedé ya en el 2014 de tanto sinvergüenza revestido de supuesta respetabilidad.