Ante tanta información en la actualidad, paremos a pensar, tengamos un criterio y actuemos en consecuencia.
domingo, 8 de diciembre de 2013
Ejercicio de cinismo
La capacidad de algunos políticos de tergiversar y manipular la realidad me asombra cada día más. Al ya repetitivo y no por ello menos falso, "la crisis se está acabando" (que cada uno observe su situación personal en estos momentos y la compare con el comienzo de la legislatura del PP), se suma un ejercicio de cinismo representado con todo su decorado y sus actores. Las declaraciones de la señora Cospedal eufórica tras la desestimación de su demanda prueban una vez más como se puede falsear la realidad sin pestañear. No sé que orgullo se puede sentir cuando se ha hecho trabajar a un juez en balde cuando la defensa es la huida hacia delante del "si tu me acusas yo te acuso a ti" y cuando esta acusación se hace sin ninguna prueba, que es lo que se dictamina en auto del juez. Pero no me extraña de esta persona que con la misma soltura es capaz de decir que recorta la sanidad sin mermar la calidad del servicio (recuerdo para que no se olvide el incidente de los centros de urgencias clausurados). Y como ella muchos más como Ana Mato (abnegada esposa ignorante de los viles manejos de su tortuoso ex esposo). No digo más, soy breve porque tanto cinismo se pone en evidencia por sí mismo.
viernes, 22 de noviembre de 2013
Los listos
El mundo es para los
listos. Esta frase la hemos oído a menudo. Desde un punto positivo puede ser un
incentivo para despertar, para avivar nuestra inteligencia y ambición de vivir
y progresar. Ser avispado, vivo,
ingenioso, pillo puede parecer algo acertado. Incluso si las acciones cometidas
son moralmente reprobables, el espíritu del pícaro español tantos siglos
ensalzado los cubre de una impunidad simpática. Pero claro, esto no es más que
un elogio al egoísmo. Porque el pillo puede aprovechar una situación en un
momento determinado pero si pasa a ser costumbre estamos ante una forma de vivir individualista y apartada
de la sociedad. No pretendo estigmatizar al que se cuela en el supermercado, se
escaquea en el pago del fondo común o se escapa del trabajo en cuanto puede
pero cuando este modo de actuar se convierte en un modo de vida, en una
explotación de la mayoría de la sociedad, tenemos otros tipos de listos.
Hay numerosos casos de
gente que ha tomado la frase inicial como lema vital y tenemos listos que más
bien son aprovechados, sinvergüenzas, gente sin escrúpulos, mangantes,
explotadores, interesados o simplemente caraduras. Me refiero, por ejemplo, a aquellos que sacan su dinero a
otros países para no pagar impuestos, a aquellos banqueros que sabiendo que
unas personas mayores iban a perder los ahorros de una vida les embaucaron para
vender productos financieros que eran una ruina, a aquellas grandes compañías
que presionan a los gobiernos con el poder de su capital y logran legislaciones
totalmente ventajosas para ellos e injustas para los ciudadanos, a aquellos
países que vendieron el sueño de una Europa común cuando lo que querían un
mercado con consumidores y mano de obra barata libre de aranceles, a aquellos
que manipulan la información de los medios de comunicación públicos para
desinformar y promocionar sus políticas por encima de la verdad objetiva y el
servicio al ciudadano.
Sí, lamentablemente hay
más ejemplos y muchos de rabiosa actualidad porque de manera repetida durante
cada día de estos años de crisis se ha creado la situación ideal para muchos de
estos listos que cual carroñeros aprovechan la situación para manejar a las
masa desesperada. Así, un gobierno aprovecha la necesidad de ahorro económico
para recortar servicios públicos fundamentales como sanidad y educación para
beneficio de personas privadas, para acabar de un plumazo con derechos obtenidos
por los trabajadores tras décadas de lucha social, para limitar el derecho a la
protesta mediante leyes retrógradas con el cobarde argumento de mantener el orden
entre las gentes de bien (siempre me ha intrigado a quiénes se refieren en esos
casos), para preparar en definitiva un mundo mejor para unos pocos, limitar el
estado de bienestar de los ciudadanos y controlar y vapulear cualquier protesta
o revuelta ante tamaña injusticia.
Los listos no han tenido escrúpulos en ningún
estamento, más allá de alcaldes corruptos, sindicalistas ladrones, duques
estafadores asistimos estupefactos, y yo personalmente horrorizado, a la falta
de castigo a todas estas acciones. A una justicia que se muestra cada vez menos
universal y claramente desigual. Porque los listos juegan bien sus cartas y, ya
sea por una legislación injusta, por unos trucos dilatorios y tramposos de
abogados vendidos o por unos jueces y
unos fiscales bajo coacciones interesadas y presiones de los poderosos, salen
impunes.
Si somos tolerantes
ante todas estas argucias, si nos limitamos a decir ante los casos de nepotismo
y apropiación indebida del dinero público el “yo haría lo mismo”, nos abocamos
a una sociedad injusta, egoísta e insolidaria, es decir, una sociedad sin
futuro. Le damos todo el poder y abrimos las puertas a todos estos listos, y si
ellos van de listos nosotros quedamos como………. eso. En definitiva, tenemos una
sociedad que pierde cada vez más en manos de unos pocos y es hora de que como
mínimo denunciemos a todos los que se están pasando de listos.
miércoles, 9 de octubre de 2013
El acoso de la mentira
En
muchas ocasiones el engaño tiene más lógica incluso que la verdad. Se puede plantear
una serie de situaciones o aportar datos de tal manera que nuestra razón
asiente sin ir más allá en el análisis de aquello que se nos presenta. Esto
hace el engaño mucho más efectivo, prácticamente infalible y si algo queda
patente en estos días es que en esta sociedad no hay mejores maestros del
engaño que los políticos. Aparecen con sus cifras, estadísticas, estudios y
sacan sus conclusiones totalmente dirigidas a sus intereses pasando por encima
de la realidad si es necesario.
En
su lectura de la vida cotidiana, tan lejos del quehacer diario en sus despachos
y comisiones, los gobernantes presentan una visión que uno no sabe si se
refiere a su país, a un futuro utópico o a tierras lejanas cuyas fantasías
llenan las mentes de los más necesitados de un cambio. Tal vez por esta razón,
me han indignado tanto las etiquetas como “presupuestos de la recuperación” o frases
tramposas como “los salarios no están
bajando sino que se están moderando” o “presupuestos netamente sociales” que
han lanzado en días recientes algunos ministros. Mientras, mucha gente continúa
en el paro, las condiciones laborales se hacen más precarias y los servicios
públicos básicos como educación y sanidad sufren un deterioro manifiesto. ¿Qué
recuperación es esta? Espero que en un futuro nos recuperemos pero ahora mismo
me parece temerario hablar de recuperación. Con unos pocos datos se nos quiere
convencer de una serie de conclusiones partidistas: la mejora es gracias a la
reforma laboral y a los recortes. Dudo mucho que sean la razón y si lo son
están tardando demasiado y lo que es peor están condicionando el resultado de
ésta. Así pues, ¿en qué condiciones quedarán los trabajadores cuando vuelvan al
mercado laboral? Salarios que han bajado bastante su poder adquisitivo,
impuestos más altos para obtener peores servicios y pagar una deuda que nos
lastrará durante años y cuya responsabilidad no ha sido juzgada en ningún
momento.
Esta
mañana ha llegado la guinda. El Sr.Rajoy responde a las quejas del Sr.Rubalcaba
respecto a la pérdida del derecho de atención médica de los emigrantes y al
copago de los medicamentos suministrados en los hospitales. La respuesta es la
típica de estos diálogos de besugos en que se han convertido las comparecencias
en las Cortes, donde no se argumenta nada y se acusa mucho, donde se habla del
tema que les interesa aunque no tenga nada que ver con el asunto en cuestión.
El Sr.Rajoy ha comenzado hablando del aumento de parados entre 2008 y 2011 y a
continuación ha justificado esas duras medidas por la necesidad de conseguir
esa “maravillosa” recuperación. Dentro de esta respuesta ha dicho que se han
conseguido disminuir desequilibrios. ¿De qué desequilibrios hablaba? ¿De la
balanza comercial? Desde luego no será el desequilibrio entre las rentas de los
ciudadanos ya que durante su gobierno ha quedado claro que su manejo de la
crisis ha llevado a los ricos a ser más acaudalados y a los pobres a ver más
comprometida su situación.
En definitiva esta defensa de su gestión, esa insistencia en la recuperación es otra mentira más que forma parte de esa maquinaria poderosa que
tiene como siniestro lema “Una mentira repetida mil veces se acepta como verdad”.
Tal vez sea la mentira más efectiva y ante la que nuestra propia visión de la realidad
nos ha de mantener alerta.
domingo, 8 de septiembre de 2013
Lo legal no es sinónimo de justo
En
esta sociedad, llamada de la información, el manejo subversivo de los términos para
crear confusión nos lleva a la paradoja de tener a nuestra disposición la mayor
cantidad de medios de comunicación sin que ello nos lleve a estar mejor informados.
Reconozco que intentar descubrir la verdad tras tanto subterfugio puede
resultar agotador. Ha quedado claro que son pocos los políticos que ante un
caso de corrupción o manifiesta ineptitud hayan presentado su dimisión. En los
casos de corrupción se apela a la presunción de inocencia y a dejar que actúe
la ley. Pocos han sido los políticos, si es que ha habido alguno, que
se hayan apartado de sus cargos ante la sombra de la duda. Desde los dos
partidos mayoritarios se ha utilizado el mismo argumento para estos casos
(cuando les ha afectado a ellos mismos, claro), no sería justo alejar de la
política a alguien acusado pero no condenado. Habría que recordar que en el
caso de que alguien se aparte de la política puede volver si no es condenado y
se disiparían muchas dudas. Otra cuestión es que el político no sea condenado
pero su imagen se deteriore. En el juicio del famoso caso de los trajes el Sr.
Camps fue exculpado pero su camaradería con el Sr.Correa (te quiero un huevo,
incluido) mostró que lo legal no tiene porque ser ni ético ni moral.
Pero es que lo
legal tampoco es sinónimo de lo justo. La mayoría de los desahucios han sido legales
pero se han conocido muchísimos casos totalmente injustos. He aquí otra
contradicción de nuestro sistema. Según el diccionario de la RAE, legal es perteneciente
o relativo a la ley o al derecho, y unas de las acepciones de derecho es justo.
Las palabras dicen una cosa y, como suele ocurrir, los hechos otra. Es cierto,
que una justicia ideal es muy difícil de conseguir, prácticamente una utopía,
pero cuando se detectan casos en los que esto es así y no se arregla con la
mayor brevedad posible o hay ineptitud o mala intención. ¿Acaso se ha
contagiado la lentitud del sistema judicial al legislativo? ¿Quién es el
responsable de corregir estos desajustes?
La constitución
rige el funcionamiento del Estado y establece una separación de poderes:
ejecutivo, legislativo y judicial. Se supone que el poder judicial ha de
aplicar las leyes, éstas son aprobadas por las Cortes que detentan el poder
legislativo mientras que el Gobierno,
titular del poder ejecutivo, ha de dirigir los distintos ámbitos del Estado
y aprobar normas jurídicas o proponer leyes.
En la actualidad, parece ser que la prioridad en justicia por parte del Gobierno es cambiar la ley del aborto para mayor satisfacción del clero y no
menos estupefacción de muchos ciudadanos que vemos como volvemos a un sistema
retrógrado. Pero lo que es más grave, tras los distintos escándalos políticos y
financieros (casos de corrupción y abusos o flagrantes errores bancarios) no
parecen depurarse responsabilidades ni se siente que se haya hecho justicia. La
facilidad con la que cualquier ciudadano que no observe escrupulosamente la ley
(sobre todo en asuntos económicos) puede acabar en la cárcel parece contrastar
con la dificultad para que entre cualquier político o alto ejecutivo de banca.
Todas estas
sensaciones me llevan a dudar de algunos de los pilares de una sociedad
democrática como la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley o que las Cortes representan al pueblo. Cuando se gobierna con una mayoría absoluta
obtenida con promesas no cumplidas, cuando se rehuyen las explicaciones en las Cortes, cuando las
leyes se muestran favorecedoras a un pequeño grupo exclusivo frente a la
mayoría de los ciudadanos, se rompe la separación de poder legislativo y
ejecutivo. A pesar de las diferencias detectadas entre legal y justo o
precisamente por la observancia de éstas un Gobierno que no es capaz de hacer
frente a las injusticias pierde su legitimidad.
En fin, espero que
recordemos esto, sobre todo en las próximas elecciones cuando estallen los
fuegos de artificio electorales como ha pasado con las olimpiadas, ejemplo
claro de venta de esperanzas, cortina de humo y manipulación de sentimientos para
obtener un evento que pagamos todos pero beneficia a unos pocos (los cacareados
empleos y actividades económicas son migajas comparados con el gasto público,
no nos engañemos, a la Fórmula 1 me remito).
lunes, 15 de julio de 2013
Miedo al olvido
En estos momentos siento
cansancio y miedo al olvido. Es realmente agotador tener que desmenuzar la
realidad que existe tras el bombardeo de noticias y declaraciones de los
políticos. Éstas son variadas y en su mayoría tramposas, algunas surrealistas,
otras absurdas e incoherentes, muchas directamente inciertas. Cuando todo se
niega hasta que es verdad y el cinismo impera, cuando se inventa un nuevo
lenguaje en el que recorte se traduce como ajuste, empleado en un centro
privado como funcionario de la casa, relación contractual como despido diferido
y documentos presentados como rumores, cuando se piensa que, en general, la gente
es estúpida, uno ya ha agotado la indignación, el estupor, la rabia y la
impotencia. Ahora queda claro que la verdad se intenta vencer con la mentira
repetida, porque lo que más se hace oír parece quedar como lo cierto. Ahora la
responsabilidad política sólo se puede determinar por el dictamen de un juez. Es todo tan repetitivo que reconozco mi
dificultad para sustraerme del torbellino al que nos arrastra la
desinformación.
Tras toda la información aportada
sobre el asunto Bárcenas me niego a observarlo como un simple incidente, como
una actuación personal de un sinvergüenza (al que todos apoyaban hasta que la fuerza
de los documentos dejó en evidencia a las falacias). Aquí me parece el asunto
tan simple como grave. Una serie de grandes empresas pagaron un dinero fuera de
las condiciones legales a un partido, cuyos miembros utilizaron tal dinero para
su propio disfrute. Estas grandes empresas, por supuesto, no tienen fines altruistas
al aportar estas cantidades. Es una inversión más y muy lucrativa. Aporto un
dinero que luego me será devuelto en mayor cantidad a través de suculentos
contratos con mis empresas. Todos muy legales, por supuesto, se cumplen los
pliegos de los concursos, otra cuestión de mucha más dudosa ética es si las
condiciones de éstos no estuviesen hechas a la carta. En definitiva, ese dinero
que acaba en manos de unos pocos tras ser comprados otros con la capacidad de
controlarlo viene de las arcas públicas, de nuestros impuestos, de aquellos que
aportan dinero para la mejora de una sociedad y que queda en manos de unos
pocos que asumen el papel de padres de la patria y creadores de empleo y
riqueza para todos. Es la broma final y macabra de este sistema y todo lo que
se diga será encubrir los hechos y la realidad. Todo lo que pretenden los
grandes timadores es que el tiempo pase porque el tiempo trae el olvido, porque
la mentira continua agota al ciudadano y así que, en el momento de asaltar el
poder, en las elecciones, todo sea un
hecho pasado y superado y que la rueda siga girando en la dirección de su
provecho. Aquí nadie dimite, nadie se aparta de la gran ubre que ordeñan, el dinero de todos los españoles. La responsabilidad política es nula y los "listos" parecen tener bula para todo. Tengo miedo a que el olvido nos lleve a repetir los errores que nunca
se han de cometer, soportar los abusos de los poderosos en un régimen
democrático.
lunes, 27 de mayo de 2013
Confianza
La persona que junto con el
presidente quizás tenga, oficialmente, mayor responsabilidad en las decisiones
que nos deben de ayudar a salir de la crisis es, sin duda alguna, el señor Luis
de Guindos, Ministro de Economía. Que esta persona diga en un acto en la
Comunidad Valenciana que esta comunidad ”está siendo la locomotora de la
recuperación”, parece una broma de mal gusto para aquellos que vivimos aquí y
sabemos la dureza de los recortes realizados, sobre todo en sectores tan
sensibles y vitales como la sanidad y la educación. Más si cabe si recordamos
los continuos impagos a las farmacias y la patente falta de liquidez por el
continuo y futuro pago de una deuda generada tras un gran dispendio en diversas
actividades festivas y de autobombo.
En ese mismo discurso el Sr.
Ministro habla de la trayectoria de España e indica que "pone de
manifiesto que hemos recuperado una confianza que España no debería haber
perdido nunca". Esa primera persona del plural ¿a quién engloba? Si se
quiere referir a la mayoría de los españoles ¿de qué datos dispone para
arrogarse esa opinión común? Debe sin duda de disponer de una información
directa y abundante de la opinión de la ciudadanía y, al parecer, yo la percibo
bastante distorsionada puesto que me da la sensación de que ocurre todo lo
contrario. Pero ante todo hace uso de esa palabra mágica que nos sacará de la
crisis: CONFIANZA. Era la clave para resolver la crisis, todas las medidas de
austeridad, esa reforma laboral dura para el trabajador, todos esos sacrificios
demandados a los ciudadanos tenían un objetivo principal, la recuperación de la
confianza por parte de los mercados. Eso traería la solución ¿será a esos
mercados, esos entes oscuros que manejan de manera fundamental nuestra economía
y por tanto, nuestras vidas, a quien se refería en ese plural común?
Es difícil a estas alturas,
precisamente, tener confianza en esas palabras. Ya han sido muchas promesas,
muchas ilusiones para el futuro, que cada vez se hace más lejano, igual que se
pide una prorroga en Europa para reducir el déficit se pide constantemente
paciencia al ciudadano, pero ésta, al igual que el dinero de las arcas públicas
se está agotando. Muchos de los ciudadanos que votaron al PP en las últimas
elecciones depositaron su confianza en un programa que no se llevó a cabo,
muchos incluso tuvieron confianza en que como gobernantes nos sacarían de la
crisis, pero tras más de un año en el poder muchos la han perdido junto con su
esperanza.
Esa desafección general hacia los
políticos que se puede observar a diario en la calle tiene mucho que ver con
esa falta de confianza. La corrupción, la escasa respuesta, la exigencia de
sacrificios que no es apoyada por restricciones propias, la perpetuación de
algunos individuos y en definitiva, la falta de contenido de sus discursos han
minado la confianza que es la base de una votación. En unas elecciones, los
ciudadanos depositan su confianza en un proyecto. Los políticos son, o habrían
de ser, los representantes de los ciudadanos de manera que deben defender
aquellas propuestas que hicieron, que convencieron al ciudadano y no mirar a
otro lado para volver a proponerlas en periodo electoral. Sí, así de dura es la
percepción del votante frustrado, si no es así, ya podrían explicarse mejor a
aquellos cuyos votos y paciencia requieren según convenga.
Se podría argüir que la crisis es
una cuestión económica, cíclica, global, difícil de controlar, pero en esas
cuestiones ¿quiénes son los verdaderos depositarios de la confianza? Los
bancos. Nuestro dinero se guarda en entidades en las que se confía, que no van
a perder tu dinero, que van a cuidar de aumentar tu patrimonio. Así se
presentan los bancos. No hay más que investigar un poco en la hemeroteca para
observar otra broma pesada del destino. Hubo dos entidades bancarias, dos cajas
de ahorros concretamente, que utilizaron la palabra confianza como reclamo
publicitario, a saber: Cajamadrid y CAM. Muchos clientes confiaron en estas
entidades cuando les ofrecieron esos productos tóxicos que han resultado ser las
preferentes. ¿Qué autoridad moral tienen ahora para pedir confianza a los
clientes? Llegado el momento todavía tienen un cinismo modelo. El presidente de
Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha
declarado recientemente: "No se ha rescatado a los banqueros, sino a los
depositantes". ¿Nos seguirán pidiendo confianza después de tan enorme falta
de responsabilidad, de excusarse de manera tan vil? ¿Por qué se ha tenido que
rescatar a los depositantes sino por la mala gestión de los bancos?
La confianza es la que nos une a esas personas que consideramos amigos.
Lo que fundamentalmente los hace diferentes del resto es que podemos confiar en
ellos, nuestros secretos, nuestras ilusiones, nuestras opiniones, si se quiebra
esta confianza se puede romper la relación. De la misma manera, aquellos que
tienen el poder, políticos y banqueros, han de hacer más gestos y utilizar
menos palabras, que por absurdas nos pueden parecer hirientes, si quieren
recuperar la confianza de los ciudadanos que son los que han de tener el poder.
Esta crisis económica ha derivado ante la ineptitud de unos y la falta de
asunción de responsabilidades de otros en una verdadera crisis de confianza.
miércoles, 1 de mayo de 2013
La lucha continúa
Hoy, primero de mayo,
se conmemora la lucha de los trabajadores por sus derechos que se simbolizó en
una huelga que acabó con la dispersión de los trabajadores a disparos y
posteriores condenas a muerte para algunos de sus promotores. Aquella huelga
protestaba por el derecho del trabajador a disponer de ocho horas para
trabajar, ocho para dormir y ocho para la casa. Algo tan fundamental en la actualidad costó
muchas vidas y no deberíamos olvidarlo. Más si cabe hoy en día, en que otro
derecho, el del trabajo, que se encuentra registrado en el artículo 35 de la
Constitución Española, no puede ser ejercido por millones de españoles.
Esta situación
dramática en muchos hogares no encuentra una respuesta efectiva por parte de
los poderes públicos. Se habla de la crisis pero no de culpables ni de causas
claras, pero sí se observa de manera cristalina quiénes han sido perjudicados:
los trabajadores. Muchos pierden sus empleos, la gran mayoría sufre recortes en sus salarios,
en la calidad de los servicios públicos básicos y todos padecen la subida de
impuestos. Las decisiones abusivas
que se han tomado en su contra, alentadas por los organismos gestores de la
economía mundial, están minando los derechos y la calidad de vida del
trabajador.
Desde estos organismos, se habló con ligereza e incluso con una cierta euforia del fenómeno
de globalización, tal vez por su sentido de unión de la humanidad. Ahora vemos
que la humanidad no está unida, que hay grandes diferencias, que no todo son
beneficios sino también hay pérdidas. Una de esas diferencias está en ese
derecho fundamental que costó aquellas vidas en el siglo XIX y que se
conmemoran hoy. Esas ocho horas de jornada diaria laboral no se han conseguido
en todo el mundo. Destaca el caso de ese país emergente, llamado por muchos
economistas a ser la potencia mundial del futuro: China. Con sus jornadas
laborales mucho más largas se les ha permitido entrar en el juego del
capitalismo, basado, en un principio, en la oferta y la demanda, en la libre
competencia, pero si hacemos un símil con el deporte, en toda competición todos
han de jugar con las mismas reglas y esto no se ha cumplido en este caso.
¿Han de ser las nuevas
reglas las impuestas desde China?¿Hemos de retroceder más de 100 años y perder
la jornada laboral de 8 horas? Cuidado, no soy agorero, ya hubo intentos de
variar esto en la Unión Europea tras el estallido de la crisis en 2008. Por eso
la lucha continúa, por esta razón los trabajadores han de estar unidos y
protestar, luchar e intentar acabar con los abusos y obtener unos derechos que
permitan una vida libre y digna sin la explotación por parte de los
privilegiados.
En uno de los muchos
círculos viciosos que encontramos en la historia, hoy merecen un recuerdo
especial las víctimas del derrumbe del edificio que alojaba fábricas de textil
en Bangladesh hace una semana. Trabajadores que realizan su labor en
condiciones muy deficitarias para la dignidad humana. Como también las sufrían
en ese mismo país las decenas de víctimas en un incendio de una fábrica también
de textil hace unos meses. Todavía queda mucho camino por andar, aún quedan muchos derechos por
reclamar. El pasado reciente cierra un círculo con el de hace casi exactamente un
siglo, cuando unas trabajadoras de una fábrica de camisas en Nueva York murieron
en un incendio, con las puertas de la fábrica cerradas para evitar protestas de
los movimientos obreros. Este hecho se conmemora todos los días de la mujer
trabajadora, actualmente día de la mujer, porque, en otro frente abierto, hoy
es el día del trabajador sin distinción de sexos y se exigen unos derechos para
todos los trabajadores.
Por esta multitud de
injusticias, atropellos y abusos, queda un camino por andar para romper estos
círculos perversos y poder vivir como seres humanos con dignidad. La lucha
continúa.
jueves, 4 de abril de 2013
La relatividad de la verdad es la esencia de la mentira
En este bombardeo de noticias sobre casos de corrupción, acoso a políticos, fiabilidad de los depósitos bancarios y demás noticias relacionadas con la economía o más concretamente con la maltrecha economía de este país, me ha llamado la atención una noticia que parece un cotilleo. Una noticia de envergadura dados los protagonistas: la familia Aznar. Al parecer hubo unas clases de golf para "el señor presidente y su familia" que fueron pagadas a través de una sociedad participada por el ayuntamiento. Más que esta noticia he de reconocer que lo que me dejó estupefacto fue la reacción del alcalde de esos días, Sr. Manzano. En un acto público delante de las cámaras realizó el siguiente comentario: "Pues tú di que eso es falso y échame a mi la culpa". Sencilla solución, parece que medio en broma aunque impagable la sonrisa de la Sra. Botella, lo que se suele llamar sonrisa de circunstancias. Una de esas sonrisas que parecen decir entre dientes "calla, calla que estás metiendo la pata". Es increíble que se considere esto como una solución, que se pueda decir esto con tanta soltura, tal vez la que otorga su continuo uso. El uso de la mentira.
Llega a resultar monótono y aburrido escuchar declaraciones de los políticos sin ningún contenido, prácticamente sin argumentación pero sobre todo plagadas de mentiras. Porque las medias verdades son mentiras, las declaraciones sin mayor respaldo que la convicción de aquél que las realiza son mentiras, la tergiversación de los datos son mentiras y así nos llegan todos los días desde cualquier bando. Cuando las palabras son tan vacías y quieren llevar al equívoco hemos de remitirnos a los hechos. He aquí algunos ejemplos. Declaraciones del señor Rajoy en referencia al presunto acoso a miembros de su partido:"Nadie puede ser acosado, denigrado ni intimidado, y mucho menos aún si el motivo de esa amenaza es haber sido elegido por la mayoría de los ciudadanos. Ése es su pecado y la mayoría no puede ser coaccionado por una minoría". Esta parece una verdad lógica e innegable, pero es una media verdad porque si bien es cierto que los ciudadanos eligieron por mayoría en el escrutinio de los votos emitidos al PP en las últimas elecciones legislativas también es cierto que lo hicieron con un programa que no incluía algunos hechos como las subidas de impuestos, los recortes en sanidad y educación y las congelación de las pensiones.
Relacionadas con este tema están las justificaciones de estas medidas. Los anuncios de mejora en el futuro, por ejemplo el Sr.Montoro: "a finales de 2014 tendremos que el sector exterior y la demanda interna estarán coincidiendo en la recuperación" y se abrirá "un nuevo periodo largo y sano de crecimiento económico". Ojalá sea verdad pero me permito dudar de las palabras de un ministro que ya manipuló datos como el déficit (bueno, hemos de reconocer que en este caso más que manipular los datos utilizó una contabilidad tramposa que Europa le obligó a rectificar y quizá esto sea peor que la propia manipulación de datos). Dudo también porque durante el periodo electoral habló de un plan de reformas estructurales que tenían claro que acabaría con la crisis en cuanto gobernasen y no fue así. Luego se escudaron en falsos datos de déficit (¿no conocían las falsedades de las comunidades autónomas en las que gobiernan?). Falta de argumentos o argumentos inverosímiles hacen sospechar de este tipo de declaraciones que los hechos con el tiempo pueden dejar en evidencia.
Finalmente un ejemplo de convicción lo hizo la Sra. Cospedal hace más de una año tras la aprobación de la reforma laboral al afirmar que su partido es "el partido de los trabajadores". No sé quién se lo creyó en su momento además de ella misma pero los datos de paro actuales y las condiciones en que volverán a su trabajo cuando acabe la crisis (recordemos, 2014 según Montoro) no creo que sean satisfactorias para los trabajadores (ni los recortes en sanidad que está llevando a cabo en su comunidad autónoma).
Tras tanta declaración subversiva a la democracia ha llegado el colofón por parte del Sr. Ignacio González, presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid que ha considerado que hay que establecer "límites" a la hora de las publicaciones de los medios de comunicación porque hay que "cuidar" el "daño" que se hace a personas e instituciones. Me gustaría que el Sr. Ignacio González se uniese a mi reflexión y considerase si no habría que limitar precisamente las mentiras por parte de los políticos y tanta desvergüenza por parte de personas que se supone que detentan unos cargos y responsabilidades por bien de la ciudadanía y no para enriquecerse ni para obtener ambiciones personales.
martes, 19 de marzo de 2013
Parte de la mayoría
El otro día en clase con
mis alumnos de primero de bachillerato me viene a la cabeza una idea. Son
alumnos muy callados, guardan silencio durante las explicaciones, por
desgracia, en ocasiones, también a la hora de preguntar. En uno de estos
silencios reparo en que no son alumnos especialmente diferentes a los de otros
grupos más numerosos donde es bastante difícil mantener el silencio necesario
para que todos atiendan a la explicación y pueda haber la adecuada comunicación
en clase. La pregunta brota de manera natural ¿por qué con un número menor se
consigue este nivel deseado de atención? La respuesta también es obvia, menor
número de alumnos supone un mayor control por parte del profesor y evita el
anonimato que lleva al alumno a hablar sin pudor en un momento que no
debe. En ese momento no pensé en los
cambios de legislación en el sistema educativo, la formación del profesorado,
la falta de valoración social del esfuerzo y la responsabilidad en los
estudiantes, por no hablar del respeto al profesorado. No, esos temas me darían
para muchas más entradas en el blog, incluso para varios capítulos de un ensayo
sobre la sociedad actual y la educación. No fue en ese momento lo que durante
unos segundos ocupó mi pensamiento sino la diferente dinámica de un grupo, cómo
está condicionada por el número y cómo esto no se aplica sólo a un aula sino a
toda nuestra sociedad.
El anonimato que otorga
el ser un individuo más de nuestra sociedad ha llevado a unos cuantos, desgraciadamente
cada día más, a aprovechar esta situación para obtener impunidad. Desde el
simple hecho de tirar un papel al suelo o no recoger los excrementos del perro
hasta otros actos más graves. Por un papel no pasa nada, ya pasarán los de la
limpieza, piensan los infractores. Ser uno más no implica ser invisible ni
prescindible sino ser alguien que aporta y da lugar junto a los demás a la suma
de contribuciones que supone nuestra sociedad. Estos comportamientos han de ser
rechazados por la mayoría en lugar de servir de refugio. Si se supone que la
libertad es la satisfacción de todos los propios deseos sin reparar en el
perjuicio a los demás y la mayoría lo aceptamos, estaremos destruyendo la
sociedad. La libertad de una persona llega hasta donde empieza el perjuicio de
otra y sobre todo, el perjuicio a la mayoría. Esta mayoría ha de indignarse
ante la afrenta al conjunto y no contentarse con que el peligro pase de largo,
ya que en otra ocasión le puede tocar directamente.
Cuando he hablado de actos más graves, he pensado en la apropiación indebida del dinero público. La corrupción tiene muchas vertientes y formas pero cuando dinero de las arcas públicas se queda en manos de unos pocos aprovechados, la mayoría no puede mirar a otro lado. La frase “todos son igual, todos roban” es el escudo que les permite seguir robando, es el anhelado anonimato. En estos momentos, como miembros de la sociedad, hemos de aportar, hemos de unirnos al grito de protesta, hemos de ser la mayoría que acusa y no oculta. Es ahí donde reside la verdadera democracia, no votar a ningún partido con corruptos o sospechosos de corrupción en sus filas. Ya se cuidarán de cambiar la forma de elección de sus candidatos o limpiar sus partidos de estos miembros. La mayoría tiene el poder y eso lo tienen claro los que lo ansían, saben cómo manipular, saben recurrir a los sentimientos de patriotismo, nacionalismo, miedo, desesperación, deseo de diversión, grandeza ansiada, para nublar la mente de la mayoría, que simplemente quiere vivir en un mundo más justo. Esto no se consigue con cambios de legislación (la leyes no siempre son justas como nos han tenido que recordar desde Europa con el asunto de los desahucios), esto se puede obtener con un cambio en nuestra manera de actuar dentro de nuestra sociedad. Es un camino arduo y el paso lento pero si la dirección está clara no habrá quien lo detenga.
Cuando he hablado de actos más graves, he pensado en la apropiación indebida del dinero público. La corrupción tiene muchas vertientes y formas pero cuando dinero de las arcas públicas se queda en manos de unos pocos aprovechados, la mayoría no puede mirar a otro lado. La frase “todos son igual, todos roban” es el escudo que les permite seguir robando, es el anhelado anonimato. En estos momentos, como miembros de la sociedad, hemos de aportar, hemos de unirnos al grito de protesta, hemos de ser la mayoría que acusa y no oculta. Es ahí donde reside la verdadera democracia, no votar a ningún partido con corruptos o sospechosos de corrupción en sus filas. Ya se cuidarán de cambiar la forma de elección de sus candidatos o limpiar sus partidos de estos miembros. La mayoría tiene el poder y eso lo tienen claro los que lo ansían, saben cómo manipular, saben recurrir a los sentimientos de patriotismo, nacionalismo, miedo, desesperación, deseo de diversión, grandeza ansiada, para nublar la mente de la mayoría, que simplemente quiere vivir en un mundo más justo. Esto no se consigue con cambios de legislación (la leyes no siempre son justas como nos han tenido que recordar desde Europa con el asunto de los desahucios), esto se puede obtener con un cambio en nuestra manera de actuar dentro de nuestra sociedad. Es un camino arduo y el paso lento pero si la dirección está clara no habrá quien lo detenga.
domingo, 24 de febrero de 2013
Sí se puede
Esta semana ha tenido lugar el
debate sobre el estado de la nación. No han tenido que descubrirnos nada,
sabemos cuál es ese estado, penoso. Las cifras de paro siguen subiendo, cada
vez más familias tienen ingresos insuficientes para las necesidades básicas y además
la pérdida de poder adquisitivo ha ido acompañada de una subida en los
impuestos y recortes en servicios básicos como la sanidad y la educación. Puede ser superfluo si no triste que el
balance de este debate se haga en torno a las cifras de quién ganó el debate
según la encuesta del CIS. No creo que el objetivo de este debate sea como un
partido de fútbol en el que uno de los dos equipos contendientes (y aquí en
realidad no se trataba sólo de PP y PSOE) ha de salir ganador. En este tipo de
debates deben salir ganadores los ciudadanos que son para los que los partidos,
sean de la orientación que sean, han de trabajar. En este sentido creo que
desde luego salimos perdiendo.
Por un lado el Sr. Rajoy nos
ofrece su visión. La cosa estaba terriblemente mal pero gracias a sus medidas
no ha sido peor. Ha sido muy duro para él tomar ciertas medidas pero eran
fundamentales para que el país no fuera a pique. Qué cambio de discurso comparado
con aquellos durante las elecciones en que hablaba de un verdadero plan para
salir de la crisis, que nunca mencionó y de una serie de medidas que prometió y
nunca llevó a cabo. No me vale la excusa de que no sabían que estaba la cosa
tan mal (gran parte del déficit se debe a comunidades autónomas que su partido
gobernaba, por ejemplo, la Comunidad Valenciana). Tampoco me vale el recurso “se
ha hecho lo que se debía hacer”. No quiero un padre de la patria que sepa lo
que conviene mejor a sus hijos sin darles derecho a la opinión. Hace mucho
tiempo que debería haber dimitido el Sr. Rajoy, en el momento en que dejó claro
que no podía llevar a cabo su programa electoral, mucho antes de todos estos
casos de corrupción que son ya un clamor manifiesto.
Pero, en verdad, han salido
perdiendo los ciudadanos ya que el partido que aparece como mayor alternativa,
el PSOE, ha perdido gran parte de su credibilidad. Ahora presentan propuestas
que pudieron aplicar en su momento y las presenta una persona que formó parte
del gobierno anterior. Tal incongruencia fue evidente desde el primer momento y
aprovechada por el rival. Está claro que el señor Rubalcaba no goza de la
confianza de la ciudadanía y también debería dimitir como líder de la
oposición.
Entre los cruces de acusaciones,
no creo que hubiese propuestas claras, fundamentales y rotundas para mejorar el
estado de la nación. Afortunadamente vivimos en un país donde todavía nos
podemos manifestar y expresar nuestro descontento. Podemos hablar y reivindicar
aquello que nuestros políticos no quieren modificar o simplemente no quieren
escuchar. Significativo fue el reciente episodio de expulsión de los miembros
de la PHA. Uno de los miembros de la mesa del Congreso comentó “Sí se puede ¿qué?”.
Todo un ejemplo de la desconexión de muchos políticos con la ciudadanía a la
que representan.
Ayer esta política y muchos otros
más tuvieron oportunidad de aprender el significado de “Sí se puede”. Sí se
puede salir de la crisis sin recortar servicios públicos básicos como sanidad y
educación. Sí se puede vivir en un país donde la ayuda a los bancos no sea inmediata mientras que sólo las muertes hayan movilizado a los gobernantes a auxiliar a los
desahuciados. Sí se puede tener un servicio público de calidad en lugar de
venderlo o vender su gestión a empresas privadas. Sí se puede recortar el
sueldo o el número de políticos con la misma facilidad pasmosa que se ha hecho
con los funcionarios. Sí se puede tener una justicia igual para todos sin
necesidad de aumentar tasas que evidencien la ventaja de los ricos ante la
justicia. Sí se puede vivir en un estado de bienestar común sin que sólo unos
privilegiados puedan tener una sanidad y educación de calidad. Sí se puede
elegir a los políticos de manera justa, sin intermediarios ante los ciudadanos
que perviertan el proceso.
Personalmente pienso que, sobre todo, sí se puede
modificar la estructura de los partidos. La forma de elegir a dirigentes y
candidatos es muy poco democrática. El sistema de compromisarios o delegados es
un freno a las opiniones de la gente. Los partidos con mayoría de votos en este
país se rigen de esta manera. Congresos en que los compromisarios o delegados
se juntan en facciones dirigidas por una persona con ascendiente en el partido
que lleva muchos años en él. Esta guerra de facciones desvirtúa la lucha de
ideas y favorece la perpetuación de algunos elementos. Si esto se cambia, y
creo que sí se puede, caminaríamos hacia una verdadera democracia y además,
evitaríamos mucha corrupción, más que con la publicación de los bienes de los
políticos (las ilegalidades no se publican nunca, es un absurdo pues).
En definitiva, la transparencia
ha de comenzar antes de llegar al Parlamento, antes de llegar al Gobierno,
desde las bases de los partidos. Las cúpulas dirigentes han de ser éticas y
honradas y eso debemos demandar los ciudadanos. Así se evitarían casos de robo,
fraude y penosos respaldos luego renegados como los que han tenido lugar en el
caso del actualmente omnipresente Sr. Bárcenas.
viernes, 15 de febrero de 2013
Muchas palabras, pocas acciones.
Siento estupor al contemplar en los noticiarios los cruces
de palabras entre PP y PSOE en relación con sus sueldos. Es vano el debate
sobre quién cobra más cuando la mayoría de los españoles pensamos que todos
cobran demasiado a la vista de disputas tan áridas. Ese debate no resuelve el
problema de la falta de transparencia y la corrupción.
La transparencia no se limita a publicar las declaraciones
de renta. Si algún corrupto se enriquece con dinero público, obviamente no lo
va a declarar, ni siquiera saldrá en su declaración de patrimonio. Lo tendrá en
una cuenta opaca en cualquier paraíso fiscal. Se debe considerar por un lado cómo controlar
ese flujo subterráneo de dinero y por otro revisar la legislación para evitar
tratos de favor a empresas afines a los gobernantes.
El ciudadano observa cómo
el gobernante establece estrechos lazos con algunos empresarios . En la gran
mayoría casos, todos los contratos recibidos por dichas empresas cumplen
totalmente con la legalidad vigente. En concursos públicos ganan sus ofertas de
acuerdo con los criterios establecidos. Otra cuestión más dudosa es si la
elección de estos criterios condiciona la posterior resolución o si finalmente
hay una modificación “imprevista” de las condiciones y que puede llegar a
duplicar las aportaciones a la empresa estipuladas en ese concurso. Todo
perfectamente legal, pero ¿es ético y moral?
Aquí es donde me surge el estupor, la vergüenza y la
decepción que me producen nuestros políticos. Ante cualquier acusación, se
remiten a la ley, sin más explicación. Ante una acusación formal descargan la
responsabilidad en la justicia (que no es exactamente la ordinaria de cualquier
ciudadano ya que se establece la figura de aforado). Nunca se aplica el famoso
dicho de “la mujer de César no sólo debe ser honrada, además debe parecerlo”. Aunque numerosos
indicios muestren actitudes sospechosas, aquí nadie dimite. Es más,
lamentablemente muchos de estos personajes vuelven a participar en elecciones
de las que salen victoriosos y por ese plebiscito que no se ajusta a su mero
caso, se arrogan una respetabilidad añadida. Está pues en las manos de los
votantes el impedir el apoyo en estos casos, pero sobre todo está en manos de
los dirigentes de los partidos el impedir el acceso al poder o a cargos de
relevancia a todos estos detestables personajes, ya que su inacción, se puede
confundir con colaboración o lo que es peor ineptitud. Ahondando más en este
tipo de situaciones, no solo la inacción sino el apoyo expreso, en muchos casos, lleva a una responsabilidad
directa, a una conexión entre el futuro de esa persona y la del dirigente que
ha apoyado. Pero en este país, nadie admite esta responsabilidad. Nuestro señor
presidente puede referirse en sus entrevistas (en el extranjero para variar,
este señor que se llena de patriotismo, es incapaz de dar explicaciones en su
país y son ya múltiples las ocasiones en que se dedica a emitir comunicados
fuera de su estado) a la corrupción como un mal común en todas las naciones.
Cierto, no es ningún descubrimiento. Lo que todavía espero es una comparación
de casos y, sobre todo, de reacciones ante la corrupción. Cómo, a diferencia de
lo que ocurre aquí, los afectados no esperan a la resolución de un juicio para
dimitir, cómo sus partidos los apartan en lugar de mantenerlos, cómo se asumen
las responsabilidades que debe tener un político que ha de mostrar una imagen
pública incuestionable y una ética.
Esta semana ha sido una noticia bomba la dimisión del Papa
(el primero de la historia que dimite). Ha tenido un gran eco internacional al
igual que lo tendrá el día que algún político de este país asuma sus
responsabilidades y ante cualquier sospecha fundada, documentada, ampliamente
difundida o cualquier imputación, sin esperar a juicios, simplemente haga lo
que tiene que hacer: dimitir.
domingo, 10 de febrero de 2013
Respuestas vacías
Tal y como anunció, el sr. Rajoy publicó sus declaraciones de la renta. Muchas gracias. Lo podía haber hecho antes, no tiene ningún sentido este gesto. No aclara nada en el asunto Bárcenas. Los ingresos irregulares no se declaran. En este mundo de imágenes, gestos y palabras vanas se ha llevado a cabo una simple y algo burda representación. El presidente ha hablado, el presidente ha actuado, el asunto está terminado. Esta concatenación de hechos serían la solución si llevarán un contenido. Pero hay errores difíciles de enmendar y se corre el peligro de empeorar la situación al intentarlo.
La variabilidad en el mensaje de los dirigentes del PP respecto al señor Bárcenas desde su implicación en la trama Gürtel, junto a la tardanza en dar respuesta a preguntas directas sobre las pruebas encontradas, han creado una desconfianza general. Se tiene esa sensación de pillar a alguien en falta, de que la demora en la respuesta es la búsqueda de una mentira que permita salir de la situación.
Cuando se permite que sigan en su puesto personas bajo sospecha como la señora Ana Mato en un ministerio de tan vital importancia como el de sanidad o el señor Montoro que permitió una amnistia fiscal que ahora se muestra como una panacea para sinvergüenzas de distinta índole, no se puede pretender que la muestra de una declaración de la renta se pueda considerar un gesto fiable y rotundo. Esto es lo que esperan los ciudadanos y mientras esto no sea así este tema no estará acabado.
La respuesta de los dirigentes del PP ha sido, ahora tú, enseña la tuya. No está de más este gesto pero sigue sin aclarar que manejo de dinero ha tenido lugar en el partido que gobierna a este país en crisis. Un estado en el que algunos empresarios pueden recurrir a una amnistía fiscal mientras que los impuestos suben para el resto de ciudadanos, un país en el que como primera solución al desempleo fue una reforma fiscal que lo abarataba y que un año después sólo ha sido alabada por los empresarios sin que las cifras de contratación respecto al despido hayan mejorado, una nación donde muchos empresarios (ahora ensalzados como emprendedores que nos sacarán de la crisis) prefieren aportar dinero a las arcas de un partido en lugar de financiar la investigación como inversión de futuro. En definitiva, tengo la sensación de que vivimos en un lugar donde cualquier sinvergüenza puede convertirse en un gobernante.
lunes, 4 de febrero de 2013
Aquí nadie dimite
El último caso es la gota que colma el vaso. Un caso de cobros ilegales por parte de políticos que actualmente están en el poder, con el agravante de que han pedido repetidamente un esfuerzo a los ciudadanos a los que han recortado derechos fundamentales bajo la amenaza de la crisis económica. Un caso sangrante por su elevada organización, perfectamente gestionado por el que fue tesorero de su partido.
Hay que recordar esto entre tanta falsedad y juego de despistes. La secretaria general de ese partido se apresuró a declarar que "hace tiempo" que ese señor dejó de ser tesorero, en cuanto surgió el tema de la entrega de sobres. Habrá que explicar la relatividad del tiempo, ya que su dimisión fue en 2009, tres años no creo que sea mucho tiempo, y que tras esa dimisión se defendió con contundencia la presunción de inocencia y la profesionalidad de esta persona durante su gestión. Pero parece ser que tres años resultan ahora una eternidad, ya no se defiende a esta persona con tanta contundencia y casi ha faltado su mención como alguien que "pasaba por ahí". Es un militante del partido con parte activa en su gestión, de hecho era quien llevaba sus cuentas.
Por eso, de la estupefacción provocada por los 22 millones de euros en cuentas en Suiza pasé a la indignación. No pueden desentenderse de esa manera de una persona que ahora resulta incómoda, no se puede pretender que creamos a quienes defendieron a esa persona y ahora no quieren saber nada de ella. Esa falta de credibilidad es la que nos puede llevar al desaliento. El presidente tarda un día entero en hacer declaraciones y se limita a un "es todo falso" (para eso espera un día entero) y un peor "La semana que viene mis declaraciones de la renta y de patrimonio estarán a disposición de todos los ciudadanos en la página web de La Moncloa". Todo un insulto a la inteligencia, no se puede demostrar que no se ha cobrado dinero en negro presentado la declaración de la renta (si aparece ya no es cobro en negro).
Tardía también me ha parecido la petición de dimisión por parte del señor Rubalcaba, mayor inteligencia política ha tenido el líder de Izquierda Unida. En mi opinión, la primera que tenía que haber salido de su puesto es Ana Mato, que persevera en el recurso de echar la culpa de todo a su ex marido (como si fuese alguien ajeno a su persona). Los argumentos muestran su vacuidad de manera pasmosa y las estrategias de defensa son para ruborizarse. Un par de ejemplos ilustrativos:
El señor Carlos Floriano (vicesecretario de Organización del PP) pensó que la mejor defensa es un ataque y anunció que su "casa estaba limpia" e instó a Rubalcaba a comprobar si la suya lo estaba. No pude evitar imaginar a estos políticos de actual importancia como dos niños en el patio "Tu padre. No, el tuyo, más capullo y más zurullo". El fondo de estas declaraciones es el mismo.
La guinda a esta estrategia la puso el señor Esteban González Pons (digno alumno de la escuela Zaplana o "suelto una animalada y mi cara no se inmuta"). Declaró lo siguiente: "es el momento de la política grande, de todos unidos contra la crisis"(cinismo en toda regla, el PP se negó a cualquier medida en el gobierno anterior contra la crisis y lo tildó de títere de Europa). Además dijo: "se ha acabado la política del quítate tú que me pongo yo" (claro, es lo que han hecho ellos y ahora que han conseguido el poder, se cambian las reglas).
Pero todo esto, es caer en la trampa. No nos vamos porque sino vendrán otros peor. Que el presidente dimita, que se convoquen elecciones no es regalar el poder al PSOE, es dar la voz y la opinión a los ciudadanos.
Me causa el mayor desánimo el uso malicioso que se está haciendo de la democracia. El señor Pons también dijo "casi once millones de votos son legitimidad suficiente para seguir gobernando". En la línea de la declaración mesiánica del señor Rajoy el día anterior: "No me voy a encoger ni abandonar la tarea que los españoles me han encomendado". Sí, ganaron las elecciones, con mayoría absoluta, con un programa que no están cumpliendo, sin decir que iban a recortar en sanidad y educación, hablando de un plan de reformas estructurales milagrosas que iban a sacar de la crisis, que iban a acabar con el paro. Más de un año después la mentira es tan obvia que han perdido cualquier legitimidad y deberían dimitir, convocar elecciones y dejar que el pueblo, único que tiene la legitimidad en toda verdadera democracia, decida.
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