domingo, 8 de diciembre de 2013

Ejercicio de cinismo

La capacidad de algunos políticos de tergiversar y manipular la realidad me asombra cada día más. Al ya repetitivo y no por ello menos falso, "la crisis se está acabando" (que cada uno observe su situación personal en estos momentos y la compare con el comienzo de la legislatura del PP), se suma un ejercicio de cinismo representado con todo su decorado y sus actores. Las declaraciones de la señora Cospedal eufórica tras la desestimación de su demanda prueban una vez más como se puede falsear la realidad sin pestañear. No sé que orgullo se puede sentir cuando se ha hecho trabajar a un juez en balde cuando la defensa es la huida hacia delante del "si tu me acusas yo te acuso a ti" y cuando esta acusación se hace sin ninguna prueba, que es lo que se dictamina en auto del juez. Pero no me extraña de esta persona que con la misma soltura es capaz de decir que recorta la sanidad sin mermar la calidad del servicio (recuerdo para que no se olvide el incidente de los centros de urgencias clausurados). Y como ella muchos más como Ana Mato (abnegada esposa ignorante de los viles manejos de su tortuoso ex esposo). No digo más, soy breve porque tanto cinismo se pone en evidencia por sí mismo.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Los listos

El mundo es para los listos. Esta frase la hemos oído a menudo. Desde un punto positivo puede ser un incentivo para despertar, para avivar nuestra inteligencia y ambición de vivir y progresar.  Ser avispado, vivo, ingenioso, pillo puede parecer algo acertado. Incluso si las acciones cometidas son moralmente reprobables, el espíritu del pícaro español tantos siglos ensalzado los cubre de una impunidad simpática. Pero claro, esto no es más que un elogio al egoísmo. Porque el pillo puede aprovechar una situación en un momento determinado pero si pasa a ser costumbre estamos ante  una forma de vivir individualista y apartada de la sociedad. No pretendo estigmatizar al que se cuela en el supermercado, se escaquea en el pago del fondo común o se escapa del trabajo en cuanto puede pero cuando este modo de actuar se convierte en un modo de vida, en una explotación de la mayoría de la sociedad, tenemos otros tipos de listos.
Hay numerosos casos de gente que ha tomado la frase inicial como lema vital y tenemos listos que más bien son aprovechados, sinvergüenzas, gente sin escrúpulos, mangantes, explotadores, interesados o simplemente caraduras. Me refiero, por  ejemplo, a aquellos que sacan su dinero a otros países para no pagar impuestos, a aquellos banqueros que sabiendo que unas personas mayores iban a perder los ahorros de una vida les embaucaron para vender productos financieros que eran una ruina, a aquellas grandes compañías que presionan a los gobiernos con el poder de su capital y logran legislaciones totalmente ventajosas para ellos e injustas para los ciudadanos, a aquellos países que vendieron el sueño de una Europa común cuando lo que querían un mercado con consumidores y mano de obra barata libre de aranceles, a aquellos que manipulan la información de los medios de comunicación públicos para desinformar y promocionar sus políticas por encima de la verdad objetiva y el servicio al ciudadano.
Sí, lamentablemente hay más ejemplos y muchos de rabiosa actualidad porque de manera repetida durante cada día de estos años de crisis se ha creado la situación ideal para muchos de estos listos que cual carroñeros aprovechan la situación para manejar a las masa desesperada. Así, un gobierno aprovecha la necesidad de ahorro económico para recortar servicios públicos fundamentales como sanidad y educación para beneficio de personas privadas, para acabar de un plumazo con derechos obtenidos por los trabajadores tras décadas de lucha social, para limitar el derecho a la protesta mediante leyes retrógradas con el cobarde argumento de mantener el orden entre las gentes de bien (siempre me ha intrigado a quiénes se refieren en esos casos), para preparar en definitiva un mundo mejor para unos pocos, limitar el estado de bienestar de los ciudadanos y controlar y vapulear cualquier protesta o revuelta ante tamaña injusticia.
 Los listos no han tenido escrúpulos en ningún estamento, más allá de alcaldes corruptos, sindicalistas ladrones, duques estafadores asistimos estupefactos, y yo personalmente horrorizado, a la falta de castigo a todas estas acciones. A una justicia que se muestra cada vez menos universal y claramente desigual. Porque los listos juegan bien sus cartas y, ya sea por una legislación injusta, por unos trucos dilatorios y tramposos de abogados  vendidos o por unos jueces y unos fiscales bajo coacciones interesadas y presiones de los poderosos, salen impunes.

Si somos tolerantes ante todas estas argucias, si nos limitamos a decir ante los casos de nepotismo y apropiación indebida del dinero público el “yo haría lo mismo”, nos abocamos a una sociedad injusta, egoísta e insolidaria, es decir, una sociedad sin futuro. Le damos todo el poder y abrimos las puertas a todos estos listos, y si ellos van de listos nosotros quedamos como………. eso. En definitiva, tenemos una sociedad que pierde cada vez más en manos de unos pocos y es hora de que como mínimo denunciemos a todos los que se están pasando de listos.

miércoles, 9 de octubre de 2013

El acoso de la mentira

En muchas ocasiones el engaño tiene más lógica incluso que la verdad. Se puede plantear una serie de situaciones o aportar datos de tal manera que nuestra razón asiente sin ir más allá en el análisis de aquello que se nos presenta. Esto hace el engaño mucho más efectivo, prácticamente infalible y si algo queda patente en estos días es que en esta sociedad no hay mejores maestros del engaño que los políticos. Aparecen con sus cifras, estadísticas, estudios y sacan sus conclusiones totalmente dirigidas a sus intereses pasando por encima de la realidad si es necesario.
En su lectura de la vida cotidiana, tan lejos del quehacer diario en sus despachos y comisiones, los gobernantes presentan una visión que uno no sabe si se refiere a su país, a un futuro utópico o a tierras lejanas cuyas fantasías llenan las mentes de los más necesitados de un cambio. Tal vez por esta razón, me han indignado tanto las etiquetas como “presupuestos de la recuperación” o frases tramposas  como “los salarios no están bajando sino que se están moderando” o “presupuestos netamente sociales” que han lanzado en días recientes algunos ministros. Mientras, mucha gente continúa en el paro, las condiciones laborales se hacen más precarias y los servicios públicos básicos como educación y sanidad sufren un deterioro manifiesto. ¿Qué recuperación es esta? Espero que en un futuro nos recuperemos pero ahora mismo me parece temerario hablar de recuperación. Con unos pocos datos se nos quiere convencer de una serie de conclusiones partidistas: la mejora es gracias a la reforma laboral y a los recortes. Dudo mucho que sean la razón y si lo son están tardando demasiado y lo que es peor están condicionando el resultado de ésta. Así pues, ¿en qué condiciones quedarán los trabajadores cuando vuelvan al mercado laboral? Salarios que han bajado bastante su poder adquisitivo, impuestos más altos para obtener peores servicios y pagar una deuda que nos lastrará durante años y cuya responsabilidad no ha sido juzgada en ningún momento.
Esta mañana ha llegado la guinda. El Sr.Rajoy responde a las quejas del Sr.Rubalcaba respecto a la pérdida del derecho de atención médica de los emigrantes y al copago de los medicamentos suministrados en los hospitales. La respuesta es la típica de estos diálogos de besugos en que se han convertido las comparecencias en las Cortes, donde no se argumenta nada y se acusa mucho, donde se habla del tema que les interesa aunque no tenga nada que ver con el asunto en cuestión. El Sr.Rajoy ha comenzado hablando del aumento de parados entre 2008 y 2011 y a continuación ha justificado esas duras medidas por la necesidad de conseguir esa “maravillosa” recuperación. Dentro de esta respuesta ha dicho que se han conseguido disminuir desequilibrios. ¿De qué desequilibrios hablaba? ¿De la balanza comercial? Desde luego no será el desequilibrio entre las rentas de los ciudadanos ya que durante su gobierno ha quedado claro que su manejo de la crisis ha llevado a los ricos a ser más acaudalados y a los pobres a ver más comprometida su situación.

En definitiva esta defensa de su gestión, esa insistencia en la recuperación es otra mentira más que forma parte de esa maquinaria poderosa que tiene como siniestro lema “Una mentira repetida mil veces se acepta como verdad”. Tal vez sea la mentira más efectiva y ante la que nuestra propia visión de la realidad  nos ha de mantener alerta.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Lo legal no es sinónimo de justo

En esta sociedad, llamada de la información,  el manejo subversivo de los términos para crear confusión nos lleva a la paradoja de tener a nuestra disposición la mayor cantidad de medios de comunicación sin que ello nos lleve a estar mejor informados. Reconozco que intentar descubrir la verdad tras tanto subterfugio puede resultar agotador. Ha quedado claro que son pocos los políticos que ante un caso de corrupción o manifiesta ineptitud hayan presentado su dimisión. En los casos de corrupción se apela a la presunción de inocencia y a dejar que actúe la ley. Pocos han sido los políticos, si es que ha habido alguno, que se hayan apartado de sus cargos ante la sombra de la duda. Desde los dos partidos mayoritarios se ha utilizado el mismo argumento para estos casos (cuando les ha afectado a ellos mismos, claro), no sería justo alejar de la política a alguien acusado pero no condenado. Habría que recordar que en el caso de que alguien se aparte de la política puede volver si no es condenado y se disiparían muchas dudas. Otra cuestión es que el político no sea condenado pero su imagen se deteriore. En el juicio del famoso caso de los trajes el Sr. Camps fue exculpado pero su camaradería con el Sr.Correa (te quiero un huevo, incluido) mostró que lo legal no tiene porque ser ni ético ni moral.

Pero es que lo legal tampoco es sinónimo de lo justo. La mayoría de los desahucios han sido legales pero se han conocido muchísimos casos totalmente injustos. He aquí otra contradicción de nuestro sistema. Según el diccionario de la RAE, legal es perteneciente o relativo a la ley o al derecho, y unas de las acepciones de derecho es justo. Las palabras dicen una cosa y, como suele ocurrir, los hechos otra. Es cierto, que una justicia ideal es muy difícil de conseguir, prácticamente una utopía, pero cuando se detectan casos en los que esto es así y no se arregla con la mayor brevedad posible o hay ineptitud o mala intención. ¿Acaso se ha contagiado la lentitud del sistema judicial al legislativo? ¿Quién es el responsable de corregir estos desajustes?

La constitución rige el funcionamiento del Estado y establece una separación de poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Se supone que el poder judicial ha de aplicar las leyes, éstas son aprobadas por las Cortes que detentan el poder legislativo  mientras que el Gobierno, titular del poder ejecutivo, ha de dirigir los distintos ámbitos del Estado y aprobar normas jurídicas o proponer leyes.  En la actualidad, parece ser que la prioridad en justicia por parte del Gobierno es cambiar la ley del aborto para mayor satisfacción del clero y no menos estupefacción de muchos ciudadanos que vemos como volvemos a un sistema retrógrado. Pero lo que es más grave, tras los distintos escándalos políticos y financieros (casos de corrupción y abusos o flagrantes errores bancarios) no parecen depurarse responsabilidades ni se siente que se haya hecho justicia. La facilidad con la que cualquier ciudadano que no observe escrupulosamente la ley (sobre todo en asuntos económicos) puede acabar en la cárcel parece contrastar con la dificultad para que entre cualquier político o alto ejecutivo de banca.

Todas estas sensaciones me llevan a dudar de algunos de los pilares de una sociedad democrática como la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley o que las Cortes representan al pueblo. Cuando se gobierna con una mayoría absoluta obtenida con promesas no cumplidas, cuando se rehuyen las explicaciones en las Cortes, cuando las leyes se muestran favorecedoras a un pequeño grupo exclusivo frente a la mayoría de los ciudadanos, se rompe la separación de poder legislativo y ejecutivo. A pesar de las diferencias detectadas entre legal y justo o precisamente por la observancia de éstas un Gobierno que no es capaz de hacer frente a las injusticias pierde su legitimidad.

En fin, espero que recordemos esto, sobre todo en las próximas elecciones cuando estallen los fuegos de artificio electorales como ha pasado con las olimpiadas, ejemplo claro de venta de esperanzas, cortina de humo y manipulación de sentimientos para obtener un evento que pagamos todos pero beneficia a unos pocos (los cacareados empleos y actividades económicas son migajas comparados con el gasto público, no nos engañemos, a la Fórmula 1 me remito).


lunes, 15 de julio de 2013

Miedo al olvido


En estos momentos siento cansancio y miedo al olvido. Es realmente agotador tener que desmenuzar la realidad que existe tras el bombardeo de noticias y declaraciones de los políticos. Éstas son variadas y en su mayoría tramposas, algunas surrealistas, otras absurdas e incoherentes, muchas directamente inciertas. Cuando todo se niega hasta que es verdad y el cinismo impera, cuando se inventa un nuevo lenguaje en el que recorte se traduce como ajuste, empleado en un centro privado como funcionario de la casa, relación contractual como despido diferido y documentos presentados como rumores, cuando se piensa que, en general, la gente es estúpida, uno ya ha agotado la indignación, el estupor, la rabia y la impotencia. Ahora queda claro que la verdad se intenta vencer con la mentira repetida, porque lo que más se hace oír parece quedar como lo cierto. Ahora la responsabilidad política sólo se puede determinar por el dictamen de un juez.  Es todo tan repetitivo que reconozco mi dificultad para sustraerme del torbellino al que nos arrastra la desinformación.

Tras toda la información aportada sobre el asunto Bárcenas me niego a observarlo como un simple incidente, como una actuación personal de un sinvergüenza (al que todos apoyaban hasta que la fuerza de los documentos dejó en evidencia a las falacias). Aquí me parece el asunto tan simple como grave. Una serie de grandes empresas pagaron un dinero fuera de las condiciones legales a un partido, cuyos miembros utilizaron tal dinero para su propio disfrute. Estas grandes empresas, por supuesto, no tienen fines altruistas al aportar estas cantidades. Es una inversión más y muy lucrativa. Aporto un dinero que luego me será devuelto en mayor cantidad a través de suculentos contratos con mis empresas. Todos muy legales, por supuesto, se cumplen los pliegos de los concursos, otra cuestión de mucha más dudosa ética es si las condiciones de éstos no estuviesen hechas a la carta. En definitiva, ese dinero que acaba en manos de unos pocos tras ser comprados otros con la capacidad de controlarlo viene de las arcas públicas, de nuestros impuestos, de aquellos que aportan dinero para la mejora de una sociedad y que queda en manos de unos pocos que asumen el papel de padres de la patria y creadores de empleo y riqueza para todos. Es la broma final y macabra de este sistema y todo lo que se diga será encubrir los hechos y la realidad. Todo lo que pretenden los grandes timadores es que el tiempo pase porque el tiempo trae el olvido, porque la mentira continua agota al ciudadano y así que, en el momento de asaltar el poder, en las elecciones,  todo sea un hecho pasado y superado y que la rueda siga girando en la dirección de su provecho. Aquí nadie dimite, nadie se aparta de la gran ubre que ordeñan, el dinero de todos los españoles. La responsabilidad política es nula y los "listos" parecen tener bula para todo. Tengo miedo a que el olvido nos lleve a repetir los errores que nunca se han de cometer, soportar los abusos de los poderosos en un régimen democrático.

lunes, 27 de mayo de 2013

Confianza

La persona que junto con el presidente quizás tenga, oficialmente, mayor responsabilidad en las decisiones que nos deben de ayudar a salir de la crisis es, sin duda alguna, el señor Luis de Guindos, Ministro de Economía. Que esta persona diga en un acto en la Comunidad Valenciana que esta comunidad ”está siendo la locomotora de la recuperación”, parece una broma de mal gusto para aquellos que vivimos aquí y sabemos la dureza de los recortes realizados, sobre todo en sectores tan sensibles y vitales como la sanidad y la educación. Más si cabe si recordamos los continuos impagos a las farmacias y la patente falta de liquidez por el continuo y futuro pago de una deuda generada tras un gran dispendio en diversas actividades festivas y de autobombo.
En ese mismo discurso el Sr. Ministro habla de la trayectoria de España e indica que "pone de manifiesto que hemos recuperado una confianza que España no debería haber perdido nunca". Esa primera persona del plural ¿a quién engloba? Si se quiere referir a la mayoría de los españoles ¿de qué datos dispone para arrogarse esa opinión común? Debe sin duda de disponer de una información directa y abundante de la opinión de la ciudadanía y, al parecer, yo la percibo bastante distorsionada puesto que me da la sensación de que ocurre todo lo contrario. Pero ante todo hace uso de esa palabra mágica que nos sacará de la crisis: CONFIANZA. Era la clave para resolver la crisis, todas las medidas de austeridad, esa reforma laboral dura para el trabajador, todos esos sacrificios demandados a los ciudadanos tenían un objetivo principal, la recuperación de la confianza por parte de los mercados. Eso traería la solución ¿será a esos mercados, esos entes oscuros que manejan de manera fundamental nuestra economía y por tanto, nuestras vidas, a quien se refería en ese plural común?
Es difícil a estas alturas, precisamente, tener confianza en esas palabras. Ya han sido muchas promesas, muchas ilusiones para el futuro, que cada vez se hace más lejano, igual que se pide una prorroga en Europa para reducir el déficit se pide constantemente paciencia al ciudadano, pero ésta, al igual que el dinero de las arcas públicas se está agotando. Muchos de los ciudadanos que votaron al PP en las últimas elecciones depositaron su confianza en un programa que no se llevó a cabo, muchos incluso tuvieron confianza en que como gobernantes nos sacarían de la crisis, pero tras más de un año en el poder muchos la han perdido junto con su esperanza.
Esa desafección general hacia los políticos que se puede observar a diario en la calle tiene mucho que ver con esa falta de confianza. La corrupción, la escasa respuesta, la exigencia de sacrificios que no es apoyada por restricciones propias, la perpetuación de algunos individuos y en definitiva, la falta de contenido de sus discursos han minado la confianza que es la base de una votación. En unas elecciones, los ciudadanos depositan su confianza en un proyecto. Los políticos son, o habrían de ser, los representantes de los ciudadanos de manera que deben defender aquellas propuestas que hicieron, que convencieron al ciudadano y no mirar a otro lado para volver a proponerlas en periodo electoral. Sí, así de dura es la percepción del votante frustrado, si no es así, ya podrían explicarse mejor a aquellos cuyos votos y paciencia requieren según convenga.
Se podría argüir que la crisis es una cuestión económica, cíclica, global, difícil de controlar, pero en esas cuestiones ¿quiénes son los verdaderos depositarios de la confianza? Los bancos. Nuestro dinero se guarda en entidades en las que se confía, que no van a perder tu dinero, que van a cuidar de aumentar tu patrimonio. Así se presentan los bancos. No hay más que investigar un poco en la hemeroteca para observar otra broma pesada del destino. Hubo dos entidades bancarias, dos cajas de ahorros concretamente, que utilizaron la palabra confianza como reclamo publicitario, a saber: Cajamadrid y CAM. Muchos clientes confiaron en estas entidades cuando les ofrecieron esos productos tóxicos que han resultado ser las preferentes. ¿Qué autoridad moral tienen ahora para pedir confianza a los clientes? Llegado el momento todavía tienen un cinismo modelo. El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha declarado recientemente: "No se ha rescatado a los banqueros, sino a los depositantes". ¿Nos seguirán pidiendo confianza después de tan enorme falta de responsabilidad, de excusarse de manera tan vil? ¿Por qué se ha tenido que rescatar a los depositantes sino por la mala gestión de los bancos?
La confianza es la que nos une a esas personas que consideramos amigos. Lo que fundamentalmente los hace diferentes del resto es que podemos confiar en ellos, nuestros secretos, nuestras ilusiones, nuestras opiniones, si se quiebra esta confianza se puede romper la relación. De la misma manera, aquellos que tienen el poder, políticos y banqueros, han de hacer más gestos y utilizar menos palabras, que por absurdas nos pueden parecer hirientes, si quieren recuperar la confianza de los ciudadanos que son los que han de tener el poder. Esta crisis económica ha derivado ante la ineptitud de unos y la falta de asunción de responsabilidades de otros en una verdadera crisis de confianza.


miércoles, 1 de mayo de 2013

La lucha continúa


Hoy, primero de mayo, se conmemora la lucha de los trabajadores por sus derechos que se simbolizó en una huelga que acabó con la dispersión de los trabajadores a disparos y posteriores condenas a muerte para algunos de sus promotores. Aquella huelga protestaba por el derecho del trabajador a disponer de ocho horas para trabajar, ocho para dormir y ocho para la casa. Algo tan fundamental en la actualidad costó muchas vidas y no deberíamos olvidarlo. Más si cabe hoy en día, en que otro derecho, el del trabajo, que se encuentra registrado en el artículo 35 de la Constitución Española, no puede ser ejercido por millones de españoles.
Esta situación dramática en muchos hogares no encuentra una respuesta efectiva por parte de los poderes públicos. Se habla de la crisis pero no de culpables ni de causas claras, pero sí se observa de manera cristalina quiénes han sido perjudicados: los trabajadores. Muchos pierden sus empleos, la  gran mayoría sufre recortes en sus salarios, en la calidad de los servicios públicos básicos y todos padecen la subida de impuestos. Las decisiones abusivas que se han tomado en su contra, alentadas por los organismos gestores de la economía mundial, están minando los derechos y la calidad de vida del trabajador. 
Desde estos organismos, se habló con ligereza e incluso con una cierta euforia del fenómeno de globalización, tal vez por su sentido de unión de la humanidad. Ahora vemos que la humanidad no está unida, que hay grandes diferencias, que no todo son beneficios sino también hay pérdidas. Una de esas diferencias está en ese derecho fundamental que costó aquellas vidas en el siglo XIX y que se conmemoran hoy. Esas ocho horas de jornada diaria laboral no se han conseguido en todo el mundo. Destaca el caso de ese país emergente, llamado por muchos economistas a ser la potencia mundial del futuro: China. Con sus jornadas laborales mucho más largas se les ha permitido entrar en el juego del capitalismo, basado, en un principio, en la oferta y la demanda, en la libre competencia, pero si hacemos un símil con el deporte, en toda competición todos han de jugar con las mismas reglas y esto no se ha cumplido en este caso.
¿Han de ser las nuevas reglas las impuestas desde China?¿Hemos de retroceder más de 100 años y perder la jornada laboral de 8 horas? Cuidado, no soy agorero, ya hubo intentos de variar esto en la Unión Europea tras el estallido de la crisis en 2008. Por eso la lucha continúa, por esta razón los trabajadores han de estar unidos y protestar, luchar e intentar acabar con los abusos y obtener unos derechos que permitan una vida libre y digna sin la explotación por parte de los privilegiados.
En uno de los muchos círculos viciosos que encontramos en la historia, hoy merecen un recuerdo especial las víctimas del derrumbe del edificio que alojaba fábricas de textil en Bangladesh hace una semana. Trabajadores que realizan su labor en condiciones muy deficitarias para la dignidad humana. Como también las sufrían en ese mismo país las decenas de víctimas en un incendio de una fábrica también de textil hace unos meses. Todavía queda mucho camino por andar, aún quedan muchos derechos por reclamar. El pasado reciente cierra un círculo con el de hace casi exactamente un siglo, cuando unas trabajadoras de una fábrica de camisas en Nueva York murieron en un incendio, con las puertas de la fábrica cerradas para evitar protestas de los movimientos obreros. Este hecho se conmemora todos los días de la mujer trabajadora, actualmente día de la mujer, porque, en otro frente abierto, hoy es el día del trabajador sin distinción de sexos y se exigen unos derechos para todos los trabajadores.
Por esta multitud de injusticias, atropellos y abusos, queda un camino por andar para romper estos círculos perversos y poder vivir como seres humanos con dignidad. La lucha continúa. 

jueves, 4 de abril de 2013

La relatividad de la verdad es la esencia de la mentira

En este bombardeo de noticias sobre casos de corrupción, acoso a políticos, fiabilidad de los depósitos bancarios y demás noticias relacionadas con la economía o más concretamente con la maltrecha economía de este país, me ha llamado la atención una noticia que parece un cotilleo. Una noticia de envergadura dados los protagonistas: la familia Aznar. Al parecer hubo unas clases de golf para "el señor presidente y su familia" que fueron pagadas a través de una sociedad participada por el ayuntamiento. Más que esta noticia he de reconocer que lo que me dejó estupefacto fue la reacción del alcalde de esos días, Sr. Manzano. En un acto público delante de las cámaras realizó el siguiente comentario: "Pues tú di que eso es falso y échame a mi la culpa". Sencilla solución, parece que medio en broma aunque impagable la sonrisa de la Sra. Botella, lo que se suele llamar sonrisa de circunstancias. Una de esas sonrisas que parecen decir entre dientes "calla, calla que estás metiendo la pata". Es increíble que se considere esto como una solución, que se pueda decir esto con tanta soltura, tal vez la que otorga su continuo uso. El uso de la mentira.

Llega a resultar monótono y aburrido escuchar declaraciones de los políticos sin ningún contenido, prácticamente sin argumentación pero sobre todo plagadas de mentiras. Porque las medias verdades son mentiras, las declaraciones sin mayor respaldo que la convicción de aquél que las realiza son mentiras, la tergiversación de los datos son mentiras y así nos llegan todos los días desde cualquier bando. Cuando las palabras son tan vacías y quieren llevar al equívoco hemos de remitirnos a los hechos. He aquí algunos ejemplos. Declaraciones del señor Rajoy en referencia al presunto acoso a miembros de su partido:"Nadie puede ser acosado, denigrado ni intimidado, y mucho menos aún si el motivo de esa amenaza es haber sido elegido por la mayoría de los ciudadanos. Ése es su pecado y la mayoría no puede ser coaccionado por una minoría". Esta parece una verdad lógica e innegable, pero es una media verdad porque si bien es cierto que los ciudadanos eligieron por mayoría en el escrutinio de los votos emitidos al PP en las últimas elecciones legislativas también es cierto que lo hicieron con un programa que no incluía algunos hechos como  las subidas de impuestos, los recortes en sanidad y educación y las congelación de las pensiones.



Relacionadas con este tema están las justificaciones de estas medidas. Los anuncios de mejora en el futuro, por ejemplo el Sr.Montoro: "a finales de 2014 tendremos que el sector exterior y la demanda interna estarán coincidiendo en la recuperación" y se abrirá "un nuevo periodo largo y sano de crecimiento económico". Ojalá sea verdad pero me permito dudar de las palabras de un ministro que ya manipuló datos como el déficit (bueno, hemos de reconocer que en este caso más que manipular los datos utilizó una contabilidad tramposa que Europa le obligó a rectificar y quizá esto sea peor que la propia manipulación de datos). Dudo también porque durante el periodo electoral habló de un plan de reformas estructurales que tenían claro que acabaría con la crisis en cuanto gobernasen y no fue así. Luego se escudaron en falsos datos de déficit (¿no conocían las falsedades de las comunidades autónomas en las que gobiernan?). Falta de argumentos o argumentos inverosímiles hacen sospechar de este tipo de declaraciones que los hechos con el tiempo pueden dejar en evidencia.

Finalmente un ejemplo de convicción lo hizo la Sra. Cospedal hace más de una año tras la aprobación de la reforma laboral al afirmar que su partido es "el partido de los trabajadores". No sé quién se lo creyó en su momento además de ella misma pero los datos de paro actuales y las condiciones en que volverán a su trabajo cuando acabe la crisis (recordemos, 2014 según Montoro) no creo que sean satisfactorias para los trabajadores (ni los recortes en sanidad que está llevando a cabo en su comunidad autónoma).

Tras tanta declaración subversiva a la democracia ha llegado el colofón por parte del Sr. Ignacio González, presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid que ha considerado que hay que establecer "límites" a la hora de las publicaciones de los medios de comunicación porque hay que "cuidar" el "daño" que se hace a personas e instituciones. Me gustaría que el Sr. Ignacio González se uniese a mi reflexión y considerase si no habría que limitar precisamente las mentiras por parte de los políticos y tanta desvergüenza por parte de personas que se supone que detentan unos cargos y responsabilidades por bien de la ciudadanía y no para enriquecerse ni para obtener ambiciones personales.

martes, 19 de marzo de 2013

Parte de la mayoría

El otro día en clase con mis alumnos de primero de bachillerato me viene a la cabeza una idea. Son alumnos muy callados, guardan silencio durante las explicaciones, por desgracia, en ocasiones, también a la hora de preguntar. En uno de estos silencios reparo en que no son alumnos especialmente diferentes a los de otros grupos más numerosos donde es bastante difícil mantener el silencio necesario para que todos atiendan a la explicación y pueda haber la adecuada comunicación en clase. La pregunta brota de manera natural ¿por qué con un número menor se consigue este nivel deseado de atención? La respuesta también es obvia, menor número de alumnos supone un mayor control por parte del profesor y evita el anonimato que lleva al alumno a hablar sin pudor en un momento que no debe.  En ese momento no pensé en los cambios de legislación en el sistema educativo, la formación del profesorado, la falta de valoración social del esfuerzo y la responsabilidad en los estudiantes, por no hablar del respeto al profesorado. No, esos temas me darían para muchas más entradas en el blog, incluso para varios capítulos de un ensayo sobre la sociedad actual y la educación. No fue en ese momento lo que durante unos segundos ocupó mi pensamiento sino la diferente dinámica de un grupo, cómo está condicionada por el número y cómo esto no se aplica sólo a un aula sino a toda nuestra sociedad.
El anonimato que otorga el ser un individuo más de nuestra sociedad ha llevado a unos cuantos, desgraciadamente cada día más, a aprovechar esta situación para obtener impunidad. Desde el simple hecho de tirar un papel al suelo o no recoger los excrementos del perro hasta otros actos más graves. Por un papel no pasa nada, ya pasarán los de la limpieza, piensan los infractores. Ser uno más no implica ser invisible ni prescindible sino ser alguien que aporta y da lugar junto a los demás a la suma de contribuciones que supone nuestra sociedad. Estos comportamientos han de ser rechazados por la mayoría en lugar de servir de refugio. Si se supone que la libertad es la satisfacción de todos los propios deseos sin reparar en el perjuicio a los demás y la mayoría lo aceptamos, estaremos destruyendo la sociedad. La libertad de una persona llega hasta donde empieza el perjuicio de otra y sobre todo, el perjuicio a la mayoría. Esta mayoría ha de indignarse ante la afrenta al conjunto y no contentarse con que el peligro pase de largo, ya que en otra ocasión le puede tocar directamente.
Cuando he hablado de actos más graves, he pensado en la apropiación indebida del dinero público. La corrupción tiene muchas vertientes y formas pero cuando dinero de las arcas públicas se queda en manos de unos pocos aprovechados, la mayoría no puede mirar a otro lado. La frase “todos son igual, todos roban” es el escudo que les permite seguir robando, es el anhelado anonimato. En estos momentos, como miembros de la sociedad, hemos de aportar, hemos de unirnos al grito de protesta, hemos de ser la mayoría que acusa y no oculta. Es ahí donde reside la verdadera democracia, no votar a ningún partido con corruptos o sospechosos de corrupción en sus filas. Ya se cuidarán de cambiar la forma de elección de sus candidatos o limpiar sus partidos de estos miembros. La mayoría tiene el poder y eso lo tienen claro los que lo ansían, saben cómo manipular, saben recurrir a los sentimientos de patriotismo, nacionalismo, miedo, desesperación, deseo de diversión, grandeza ansiada, para nublar la mente de la mayoría, que simplemente quiere vivir en un mundo más justo. Esto no se consigue con cambios de legislación (la leyes no siempre son justas como nos han tenido que recordar desde Europa con el asunto de los desahucios), esto se puede obtener con un cambio en nuestra manera de actuar dentro de nuestra sociedad. Es un camino arduo y el paso lento pero si la dirección está clara no habrá quien lo detenga.

domingo, 24 de febrero de 2013

Sí se puede

Esta semana ha tenido lugar el debate sobre el estado de la nación. No han tenido que descubrirnos nada, sabemos cuál es ese estado, penoso. Las cifras de paro siguen subiendo, cada vez más familias tienen ingresos insuficientes para las necesidades básicas y además la pérdida de poder adquisitivo ha ido acompañada de una subida en los impuestos y recortes en servicios básicos como la sanidad y la educación.  Puede ser superfluo si no triste que el balance de este debate se haga en torno a las cifras de quién ganó el debate según la encuesta del CIS. No creo que el objetivo de este debate sea como un partido de fútbol en el que uno de los dos equipos contendientes (y aquí en realidad no se trataba sólo de PP y PSOE) ha de salir ganador. En este tipo de debates deben salir ganadores los ciudadanos que son para los que los partidos, sean de la orientación que sean, han de trabajar. En este sentido creo que desde luego salimos perdiendo.
Por un lado el Sr. Rajoy nos ofrece su visión. La cosa estaba terriblemente mal pero gracias a sus medidas no ha sido peor. Ha sido muy duro para él tomar ciertas medidas pero eran fundamentales para que el país no fuera a pique. Qué cambio de discurso comparado con aquellos durante las elecciones en que hablaba de un verdadero plan para salir de la crisis, que nunca mencionó y de una serie de medidas que prometió y nunca llevó a cabo. No me vale la excusa de que no sabían que estaba la cosa tan mal (gran parte del déficit se debe a comunidades autónomas que su partido gobernaba, por ejemplo, la Comunidad Valenciana). Tampoco me vale el recurso “se ha hecho lo que se debía hacer”. No quiero un padre de la patria que sepa lo que conviene mejor a sus hijos sin darles derecho a la opinión. Hace mucho tiempo que debería haber dimitido el Sr. Rajoy, en el momento en que dejó claro que no podía llevar a cabo su programa electoral, mucho antes de todos estos casos de corrupción que son ya un clamor manifiesto.
Pero, en verdad, han salido perdiendo los ciudadanos ya que el partido que aparece como mayor alternativa, el PSOE, ha perdido gran parte de su credibilidad. Ahora presentan propuestas que pudieron aplicar en su momento y las presenta una persona que formó parte del gobierno anterior. Tal incongruencia fue evidente desde el primer momento y aprovechada por el rival. Está claro que el señor Rubalcaba no goza de la confianza de la ciudadanía y también debería dimitir como líder de la oposición.
Entre los cruces de acusaciones, no creo que hubiese propuestas claras, fundamentales y rotundas para mejorar el estado de la nación. Afortunadamente vivimos en un país donde todavía nos podemos manifestar y expresar nuestro descontento. Podemos hablar y reivindicar aquello que nuestros políticos no quieren modificar o simplemente no quieren escuchar. Significativo fue el reciente episodio de expulsión de los miembros de la PHA. Uno de los miembros de la mesa del Congreso comentó “Sí se puede ¿qué?”. Todo un ejemplo de la desconexión de muchos políticos con la ciudadanía a la que representan.
Ayer esta política y muchos otros más tuvieron oportunidad de aprender el significado de “Sí se puede”. Sí se puede salir de la crisis sin recortar servicios públicos básicos como sanidad y educación. Sí se puede vivir en un país donde la ayuda a los bancos no sea inmediata mientras que sólo las muertes hayan movilizado a los gobernantes a auxiliar a los desahuciados. Sí se puede tener un servicio público de calidad en lugar de venderlo o vender su gestión a empresas privadas. Sí se puede recortar el sueldo o el número de políticos con la misma facilidad pasmosa que se ha hecho con los funcionarios. Sí se puede tener una justicia igual para todos sin necesidad de aumentar tasas que evidencien la ventaja de los ricos ante la justicia. Sí se puede vivir en un estado de bienestar común sin que sólo unos privilegiados puedan tener una sanidad y educación de calidad. Sí se puede elegir a los políticos de manera justa, sin intermediarios ante los ciudadanos que perviertan el proceso. 
Personalmente pienso que, sobre todo, sí se puede modificar la estructura de los partidos. La forma de elegir a dirigentes y candidatos es muy poco democrática. El sistema de compromisarios o delegados es un freno a las opiniones de la gente. Los partidos con mayoría de votos en este país se rigen de esta manera. Congresos en que los compromisarios o delegados se juntan en facciones dirigidas por una persona con ascendiente en el partido que lleva muchos años en él. Esta guerra de facciones desvirtúa la lucha de ideas y favorece la perpetuación de algunos elementos. Si esto se cambia, y creo que sí se puede, caminaríamos hacia una verdadera democracia y además, evitaríamos mucha corrupción, más que con la publicación de los bienes de los políticos (las ilegalidades no se publican nunca, es un absurdo pues).
En definitiva, la transparencia ha de comenzar antes de llegar al Parlamento, antes de llegar al Gobierno, desde las bases de los partidos. Las cúpulas dirigentes han de ser éticas y honradas y eso debemos demandar los ciudadanos. Así se evitarían casos de robo, fraude y penosos respaldos luego renegados como los que han tenido lugar en el caso del actualmente omnipresente Sr. Bárcenas.

viernes, 15 de febrero de 2013


Muchas palabras, pocas acciones.

Siento estupor al contemplar en los noticiarios los cruces de palabras entre PP y PSOE en relación con sus sueldos. Es vano el debate sobre quién cobra más cuando la mayoría de los españoles pensamos que todos cobran demasiado a la vista de disputas tan áridas. Ese debate no resuelve el problema de la falta de transparencia y la corrupción.
La transparencia no se limita a publicar las declaraciones de renta. Si algún corrupto se enriquece con dinero público, obviamente no lo va a declarar, ni siquiera saldrá en su declaración de patrimonio. Lo tendrá en una cuenta opaca en cualquier paraíso fiscal.  Se debe considerar por un lado cómo controlar ese flujo subterráneo de dinero y por otro revisar la legislación para evitar tratos de favor a empresas afines a los gobernantes.
El ciudadano observa cómo el gobernante establece estrechos lazos con algunos empresarios . En la gran mayoría casos, todos los contratos recibidos por dichas empresas cumplen totalmente con la legalidad vigente. En concursos públicos ganan sus ofertas de acuerdo con los criterios establecidos. Otra cuestión más dudosa es si la elección de estos criterios condiciona la posterior resolución o si finalmente hay una modificación “imprevista” de las condiciones y que puede llegar a duplicar las aportaciones a la empresa estipuladas en ese concurso. Todo perfectamente legal, pero ¿es ético y moral?
Aquí es donde me surge el estupor, la vergüenza y la decepción que me producen nuestros políticos. Ante cualquier acusación, se remiten a la ley, sin más explicación. Ante una acusación formal descargan la responsabilidad en la justicia (que no es exactamente la ordinaria de cualquier ciudadano ya que se establece la figura de aforado). Nunca se aplica el famoso dicho de “la mujer de César no sólo debe ser honrada,  además debe parecerlo”. Aunque numerosos indicios muestren actitudes sospechosas, aquí nadie dimite. Es más, lamentablemente muchos de estos personajes vuelven a participar en elecciones de las que salen victoriosos y por ese plebiscito que no se ajusta a su mero caso, se arrogan una respetabilidad añadida. Está pues en las manos de los votantes el impedir el apoyo en estos casos, pero sobre todo está en manos de los dirigentes de los partidos el impedir el acceso al poder o a cargos de relevancia a todos estos detestables personajes, ya que su inacción, se puede confundir con colaboración o lo que es peor ineptitud. Ahondando más en este tipo de situaciones, no solo la inacción sino el apoyo expreso, en  muchos casos, lleva a una responsabilidad directa, a una conexión entre el futuro de esa persona y la del dirigente que ha apoyado. Pero en este país, nadie admite esta responsabilidad. Nuestro señor presidente puede referirse en sus entrevistas (en el extranjero para variar, este señor que se llena de patriotismo, es incapaz de dar explicaciones en su país y son ya múltiples las ocasiones en que se dedica a emitir comunicados fuera de su estado) a la corrupción como un mal común en todas las naciones. Cierto, no es ningún descubrimiento. Lo que todavía espero es una comparación de casos y, sobre todo, de reacciones ante la corrupción. Cómo, a diferencia de lo que ocurre aquí, los afectados no esperan a la resolución de un juicio para dimitir, cómo sus partidos los apartan en lugar de mantenerlos, cómo se asumen las responsabilidades que debe tener un político que ha de mostrar una imagen pública incuestionable y una ética.
Esta semana ha sido una noticia bomba la dimisión del Papa (el primero de la historia que dimite). Ha tenido un gran eco internacional al igual que lo tendrá el día que algún político de este país asuma sus responsabilidades y ante cualquier sospecha fundada, documentada, ampliamente difundida o cualquier imputación, sin esperar a juicios, simplemente haga lo que tiene que hacer: dimitir.

domingo, 10 de febrero de 2013

Respuestas vacías


Tal y como anunció, el sr. Rajoy publicó sus declaraciones de la renta. Muchas gracias. Lo podía haber hecho antes, no tiene ningún sentido este gesto. No aclara nada en el asunto Bárcenas. Los ingresos irregulares no se declaran. En este mundo de imágenes, gestos y palabras vanas se ha llevado a cabo una simple y algo burda representación. El presidente ha hablado, el presidente ha actuado, el asunto está terminado. Esta concatenación de hechos serían la solución si llevarán un contenido. Pero hay errores difíciles de enmendar y se corre el peligro de empeorar la situación al intentarlo.
La variabilidad en el mensaje de los dirigentes del PP respecto al señor Bárcenas desde su implicación en la trama Gürtel, junto a la tardanza en dar respuesta a preguntas directas sobre las pruebas encontradas, han creado una desconfianza general. Se tiene esa sensación de pillar a alguien en falta, de que la demora en la respuesta es la búsqueda de una mentira que permita salir de la situación.
Cuando se permite que sigan en su puesto personas bajo sospecha como la señora Ana Mato en un ministerio de tan vital importancia como el de sanidad o el señor Montoro que permitió una amnistia fiscal que ahora se muestra como una panacea para sinvergüenzas de distinta índole, no se puede pretender que la muestra de una declaración de la renta se pueda considerar un gesto fiable y rotundo. Esto es lo que esperan los ciudadanos y mientras esto no sea así este tema no estará acabado.
La respuesta de los dirigentes del PP ha sido, ahora tú, enseña la tuya. No está de más este gesto pero sigue sin aclarar que manejo de dinero ha tenido lugar en el partido que gobierna a este país en crisis. Un estado en el que algunos empresarios pueden recurrir a una amnistía fiscal mientras que los impuestos suben para el resto de ciudadanos, un país en el que como primera solución al desempleo fue una reforma fiscal que lo abarataba y que un año después sólo ha sido alabada por los empresarios sin que las cifras de contratación respecto al despido hayan mejorado, una nación donde muchos empresarios (ahora ensalzados como emprendedores que nos sacarán de la crisis) prefieren  aportar dinero a las arcas de un partido en lugar de financiar la investigación como inversión de futuro. En definitiva, tengo la sensación de que vivimos en un lugar donde cualquier sinvergüenza puede convertirse en un gobernante.

lunes, 4 de febrero de 2013

Aquí nadie dimite


Dimisión es una palabra que parece carecer de sentido para los políticos españoles. Hemos vivido diferentes escándalos de corrupción entre políticos de diversas tendencias, muchos de ellos han pasado por tribunales con mejor o peor suerte pero la respuesta inmediata siempre ha sido la excusa, las conspiraciones en la sombra y la acusación a los demás. El uso continuado de estos recursos retóricos, la falta de claridad y, sobre todo, la incapacidad de asumir responsabilidades nos pueden llevar primero a la estupefacción, luego a la indignación, y finalmente, lo más peligroso, al desaliento.
El último caso es la gota que colma el vaso. Un caso de cobros ilegales por parte de políticos que actualmente están en el poder, con el agravante de que han pedido repetidamente un esfuerzo a los ciudadanos a los que han recortado derechos fundamentales bajo la amenaza de la crisis económica. Un caso sangrante por su elevada organización, perfectamente gestionado por el que fue tesorero de su partido.
Hay que recordar esto entre tanta falsedad y juego de despistes. La secretaria general de ese partido se apresuró a declarar que "hace tiempo" que ese señor dejó de ser tesorero, en cuanto surgió el tema de la entrega de sobres. Habrá que explicar la relatividad del tiempo, ya que su dimisión fue en 2009, tres años no  creo que sea mucho tiempo, y que tras esa dimisión se defendió con contundencia la presunción de inocencia y la profesionalidad de esta persona durante su gestión. Pero parece ser que tres años resultan ahora una eternidad, ya no se defiende a esta persona con tanta contundencia y casi ha faltado su mención como alguien que "pasaba por ahí". Es un militante del partido con parte activa en su gestión, de hecho era quien llevaba sus cuentas.
Por eso, de la estupefacción provocada por los 22 millones de euros en cuentas en Suiza pasé a la indignación. No pueden desentenderse de esa manera de una persona que ahora resulta incómoda, no se puede pretender que creamos a quienes defendieron a esa persona y ahora no quieren saber nada de ella. Esa falta de credibilidad es la que nos puede llevar al desaliento. El presidente tarda un día entero en hacer declaraciones y se limita a un "es todo falso" (para eso espera un día entero) y un peor "La semana que viene mis declaraciones de la renta y de patrimonio estarán a disposición de todos los ciudadanos en la página web de La Moncloa". Todo un insulto a la inteligencia, no se puede demostrar que no se ha cobrado dinero en negro presentado la declaración de la renta (si aparece ya no es cobro en negro).
Tardía también me ha parecido la petición de dimisión por parte del señor Rubalcaba, mayor inteligencia política ha tenido el líder de Izquierda Unida. En mi opinión, la primera que tenía que haber salido de su puesto es Ana Mato, que persevera en el recurso de echar la culpa de  todo a su ex marido (como si fuese alguien ajeno a su persona). Los argumentos muestran su vacuidad de manera pasmosa y las estrategias de defensa son para ruborizarse. Un par de ejemplos ilustrativos:
El señor Carlos Floriano (vicesecretario de Organización del PP) pensó que la mejor defensa es un ataque y anunció que su "casa estaba limpia" e instó a Rubalcaba a comprobar si la suya lo estaba. No pude evitar imaginar a estos políticos de actual importancia como dos niños en el patio "Tu padre. No, el tuyo, más capullo y más zurullo". El fondo de estas declaraciones es el mismo.
La guinda a esta estrategia la puso el señor Esteban González Pons (digno alumno de la escuela Zaplana o "suelto una animalada y mi cara no se inmuta"). Declaró lo siguiente: "es el momento de la política grande, de todos unidos contra la crisis"(cinismo en toda regla, el PP se negó a cualquier medida en el gobierno anterior contra la crisis y lo tildó de títere de Europa). Además dijo: "se ha acabado la política del quítate tú que me pongo yo" (claro, es lo que han hecho ellos y ahora que han conseguido el poder, se cambian las reglas).
Pero todo esto, es caer en la trampa. No nos vamos porque sino vendrán otros peor. Que el presidente dimita, que se convoquen elecciones no es regalar el poder al PSOE, es dar la voz y la opinión a los ciudadanos.
Me causa el mayor desánimo el uso malicioso que se está haciendo de la democracia. El señor Pons también dijo "casi once millones de votos son legitimidad suficiente para seguir gobernando". En la línea de la declaración mesiánica del señor Rajoy el día anterior: "No me voy a encoger ni abandonar la tarea que los españoles me han encomendado". Sí, ganaron las elecciones, con mayoría absoluta, con un programa que no están cumpliendo, sin decir que iban a recortar en sanidad y educación, hablando de un plan de reformas estructurales milagrosas que iban a sacar de la crisis, que iban a acabar con el paro. Más de un año después la mentira es tan obvia que han perdido cualquier legitimidad y deberían dimitir, convocar elecciones y dejar que el pueblo, único que tiene la legitimidad en toda verdadera democracia, decida.