lunes, 27 de mayo de 2013

Confianza

La persona que junto con el presidente quizás tenga, oficialmente, mayor responsabilidad en las decisiones que nos deben de ayudar a salir de la crisis es, sin duda alguna, el señor Luis de Guindos, Ministro de Economía. Que esta persona diga en un acto en la Comunidad Valenciana que esta comunidad ”está siendo la locomotora de la recuperación”, parece una broma de mal gusto para aquellos que vivimos aquí y sabemos la dureza de los recortes realizados, sobre todo en sectores tan sensibles y vitales como la sanidad y la educación. Más si cabe si recordamos los continuos impagos a las farmacias y la patente falta de liquidez por el continuo y futuro pago de una deuda generada tras un gran dispendio en diversas actividades festivas y de autobombo.
En ese mismo discurso el Sr. Ministro habla de la trayectoria de España e indica que "pone de manifiesto que hemos recuperado una confianza que España no debería haber perdido nunca". Esa primera persona del plural ¿a quién engloba? Si se quiere referir a la mayoría de los españoles ¿de qué datos dispone para arrogarse esa opinión común? Debe sin duda de disponer de una información directa y abundante de la opinión de la ciudadanía y, al parecer, yo la percibo bastante distorsionada puesto que me da la sensación de que ocurre todo lo contrario. Pero ante todo hace uso de esa palabra mágica que nos sacará de la crisis: CONFIANZA. Era la clave para resolver la crisis, todas las medidas de austeridad, esa reforma laboral dura para el trabajador, todos esos sacrificios demandados a los ciudadanos tenían un objetivo principal, la recuperación de la confianza por parte de los mercados. Eso traería la solución ¿será a esos mercados, esos entes oscuros que manejan de manera fundamental nuestra economía y por tanto, nuestras vidas, a quien se refería en ese plural común?
Es difícil a estas alturas, precisamente, tener confianza en esas palabras. Ya han sido muchas promesas, muchas ilusiones para el futuro, que cada vez se hace más lejano, igual que se pide una prorroga en Europa para reducir el déficit se pide constantemente paciencia al ciudadano, pero ésta, al igual que el dinero de las arcas públicas se está agotando. Muchos de los ciudadanos que votaron al PP en las últimas elecciones depositaron su confianza en un programa que no se llevó a cabo, muchos incluso tuvieron confianza en que como gobernantes nos sacarían de la crisis, pero tras más de un año en el poder muchos la han perdido junto con su esperanza.
Esa desafección general hacia los políticos que se puede observar a diario en la calle tiene mucho que ver con esa falta de confianza. La corrupción, la escasa respuesta, la exigencia de sacrificios que no es apoyada por restricciones propias, la perpetuación de algunos individuos y en definitiva, la falta de contenido de sus discursos han minado la confianza que es la base de una votación. En unas elecciones, los ciudadanos depositan su confianza en un proyecto. Los políticos son, o habrían de ser, los representantes de los ciudadanos de manera que deben defender aquellas propuestas que hicieron, que convencieron al ciudadano y no mirar a otro lado para volver a proponerlas en periodo electoral. Sí, así de dura es la percepción del votante frustrado, si no es así, ya podrían explicarse mejor a aquellos cuyos votos y paciencia requieren según convenga.
Se podría argüir que la crisis es una cuestión económica, cíclica, global, difícil de controlar, pero en esas cuestiones ¿quiénes son los verdaderos depositarios de la confianza? Los bancos. Nuestro dinero se guarda en entidades en las que se confía, que no van a perder tu dinero, que van a cuidar de aumentar tu patrimonio. Así se presentan los bancos. No hay más que investigar un poco en la hemeroteca para observar otra broma pesada del destino. Hubo dos entidades bancarias, dos cajas de ahorros concretamente, que utilizaron la palabra confianza como reclamo publicitario, a saber: Cajamadrid y CAM. Muchos clientes confiaron en estas entidades cuando les ofrecieron esos productos tóxicos que han resultado ser las preferentes. ¿Qué autoridad moral tienen ahora para pedir confianza a los clientes? Llegado el momento todavía tienen un cinismo modelo. El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha declarado recientemente: "No se ha rescatado a los banqueros, sino a los depositantes". ¿Nos seguirán pidiendo confianza después de tan enorme falta de responsabilidad, de excusarse de manera tan vil? ¿Por qué se ha tenido que rescatar a los depositantes sino por la mala gestión de los bancos?
La confianza es la que nos une a esas personas que consideramos amigos. Lo que fundamentalmente los hace diferentes del resto es que podemos confiar en ellos, nuestros secretos, nuestras ilusiones, nuestras opiniones, si se quiebra esta confianza se puede romper la relación. De la misma manera, aquellos que tienen el poder, políticos y banqueros, han de hacer más gestos y utilizar menos palabras, que por absurdas nos pueden parecer hirientes, si quieren recuperar la confianza de los ciudadanos que son los que han de tener el poder. Esta crisis económica ha derivado ante la ineptitud de unos y la falta de asunción de responsabilidades de otros en una verdadera crisis de confianza.


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