miércoles, 1 de enero de 2014

¿Año Nuevo, vida nueva?

Feliz Año Nuevo. Comenzamos el año pidiendo la realización de nuestros deseos y anhelando un futuro mejor. Es innato en la naturaleza humana. La mayoría de nosotros hacemos extensibles estos deseos a nuestros seres queridos y en general, a todo el mundo. Creo que es esta nuestra máxima evolución, considerar nuestro futuro mejor si es en común o dicho de otra manera que el bien común revertirá en el nuestro propio. Ese afán de mejora nos lleva a intentar superar nuestras cargas, pesares o problemas del pasado con un lema muy extendido: Año Nuevo, vida nueva.
Sin embargo, el mundo de la política, que es decisivo en cuanto que lleva asociadas la gobernación y la legislación de la sociedad en la que vamos a vivir, parece ser más inmóvil y poco evolucionado. He podido comprobar que en febrero de este recién acabado 2013 el Sr. Rajoy declaró en un evento ante inversores extranjeros (las ruedas de prensa ante periodistas españoles durante el año se pueden contar con los dedos de la mano) lo siguientes: "A finales de 2013 habrá crecimiento". Además estaba dispuesto a que los partidos sean más transparentes y que siempre estaría abierto al diálogo y a escuchar a todo el mundo sobre el futuro de Cataluña. 
Ya hemos vivido el final de 2013 y no estoy seguro si el crecimiento que consideraba era el paupérrimo 0,1% que subió el PIB en el último trimestre y que no compensa el 1,1% de decrecimiento anual o el último dato del paro en noviembre con un descenso de menos de 2500 personas frente a los millones de parados en total. Más allá de los datos macroeconómicos podemos notar cómo cada vez se gana menos dinero y aumentan los gastos, incluido el polémico pero fundamental gasto en energía. Por otra parte, la transparencia en los partidos no creo que se defina muy bien en la ley que se ha propuesto mientras que por otra parte se obstaculiza la ley en el caso Bárcenas, como se puede deducir del borrado de los discos duros y la necesidad de un registro judicial recientemente.
Así que Año Nuevo y mentiras viejas, se ha acabado el año apelando de nuevo a la mejora en 2014, esperemos que sea de esta manera. Lo que no está tan claro es que sea gracias a esa reiterada coletilla "gracias a las reformas emprendidas" porque lo que estás reformas han conseguido de manera inmediata es que el despido sea más barato para las empresas y haya facilitado el paso de muchos trabajadores al mundo del desempleo. 
Pero son días de esperanzas y eso no pasa inadvertido por ello nos las venden y de paso rematan el año aumentando el gasto médico de los pensionistas con su cada vez más maltrechas pensiones y con una ley antiabortista que se asemeja más a la de un régimen islamista que a la de un país europeo moderno.
A pesar de todo, creo que algún día seremos capaces de lograr una mayor felicidad en todo el mundo, es lo principal, ser feliz. Por ello, el ser humano en su infinita capacidad de olvido es capaz de aparcar estos temas y disfrutar de estos días de celebraciones. Yo lo hago y lo recomiendo, pero pasadas estas entrañables fechas, recuperemos la memoria. Mi deseo este año: Año Nuevo, políticas nuevas (más justas, solidarias y que se transformen en mejoras efectivas en nuestras vidas más allá de datos macroeconómicos y pagos de deuda).

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