Un sistema democrático se supone
que es aquel en el que la gente libremente puede elegir a sus gobernantes. En
estas circunstancias el poder lo detenta el partido que obtiene la mayoría de
los votos. Sin embargo, si esa mayoría se obtuvo con una serie de promesas que
luego no se han cumplido, es más, si el Gobierno lleva a cabo medidas totalmente opuestas a
las sugeridas (voy a ser más concreto, por ejemplo, los impuestos en España que
se iban a bajar y se han subido y mucho), entonces, pierde legitimidad. Si
la gente en el poder desoye al pueblo y se escuda en una mayoría obtenida en
las urnas, pierden el apoyo y sobre todo la confianza. Lógicamente los
ciudadanos se sienten estafados y engañados y, si su situación es precaria, el
enfado puede tomar magnitudes peligrosas. La solución puede ser
represiva, acallar las voces discordantes mediante la policía o cambios legislativos.
A corto plazo se acabará con el problema pero será el germen de algo más grave
que la protesta: la sublevación.
Esto se ha podido observar en
Ucrania, donde los repetidos ruegos de sus habitantes han sido desoídos por el
gobierno que ha defendido intereses personales o ideales propios que nos son
compartidos por la mayoría (incluida una mayoría que en su momento confió en
ellos durante unas elecciones). Este ejemplo de población civil sublevada y
violentos disturbios debería servir de lección para otros países, como España. A parte de la fundamentada protesta de los trabajadores de la Sanidad Pública (ellos conocían mejor que nadie el peligro de la gestión privada al conocer el día a día del trabajo en Sanidad), en muchos otros ámbitos las
protestan se multiplican y parece que la solución es una nueva ley de seguridad
ciudadana que incluye el endurecimiento de las sanciones en las protestas en la
calle. Tal vez debería tener más cuidado el Gobierno a la hora de elegir sus
soluciones y ser fiel a un espíritu democrático, escuchar las protestas de los ciudadanos
y preocuparse por la verdadera mayoría.
Sólo un apunte más ¿era tan
urgente bajar el IVA en las transacciones de obras de arte mientras que durante
meses se ha ignorado las peticiones del gremio del cine? Seguro que la mayoría
no dispone de dinero suficiente para poder hacerse con obras de arte pero sí de
disfrutar del cine. ¿Se gobierna en nombre de la mayoría pero para una minoría?
Recuerdo, observemos otros países u otras épocas, así salta la chispa que provoca la
sublevación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario