jueves, 1 de enero de 2015

La esperanza del Año Nuevo

Ser optimista está en la naturaleza humana. La mayoría lo somos. Es una estrategia de supervivencia, al ser optimistas buscamos maneras de mejorar, descubrir cosas que permitirán un futuro mejor. Sobre la naturaleza humana y cómo reaccionan las masas saben mucho aquellos asesores bajo cuyo dictado se escriben muchos de los discursos de los políticos y, en este inicio de año, esto ha quedado manifiesto de nuevo. El presidente del Gobierno ha dicho que 2015 “será el año del despegue definitivo”.  Por supuesto, que eso es lo que deseamos todos pero en año electoral hemos de saber distinguir muy bien entre los anhelos y la realidad. Como llevamos escuchando año tras año el mismo cuento, este año será mejor, el Presidente añade “Hace un año pronostiqué un 2014 mejor y se ha cumplido con creces". La apostilla final “con creces” hace que mi indignación sea mayor, ¿ha sido un año fabuloso?¿Para quién? Está claro que los bancos han mejorado su situación y sus beneficios, no era de esperar otra cosa tras recibir millones de euros que el resto de ciudadanos deberemos devolver por ellos. ¿Era ese el objetivo cumplido con creces?

Este nuevo año es electoral por partida doble y me temo que con seguridad habrá un bombardeo de manifestaciones alabando lo maravillosa que es la situación en este país, sí tal cual, tan fuera de la realidad. Además el ministro de Economía puso la guinda diciendo que “se ha perdido el miedo a perder el puesto de trabajo”. Me extraña mucho que esto se corresponda con una realidad en la que tener trabajo parece más un privilegio que un derecho aunque tal vez se refiera a ese otro aspecto que es la calidad del empleo generado. La temporalidad y los sueldos mermados tal vez hagan que se pierda el miedo a perder tan poco.


Pero como yo también soy  optimista, espero y deseo que estas personas que tan poca confianza me inspiran por la irrealidad de sus declaraciones se alejen del poder en este nuevo año. Mi anhelo es que unifiquen la fecha de las elecciones autonómicas con las generales, no sólo para acelerar ese proceso, sino para no tener que aguantar durante todo el año los artificios verbales que quieren sembrar la confusión y atrapar al elector incauto. Cansado quedé ya en el 2014 de tanto sinvergüenza revestido de supuesta respetabilidad.

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